Análisis de The Witcher 3: Wild Hunt (PS4, Xbox One)

Las aventuras del Lobo blanco llegan a su fin con un gigantesco juego de rol en mundo abierto lleno de posibilidades y contenidos, que te deja embelesado por su poderoso aspecto, y atrapado por su interesante trama y personajes.
The Witcher 3: Wild Hunt
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PS4, Xbox One.
Otros análisis: PC, Switch y PS5 y Xbox Series X/S

Nota: este análisis pertenece a la versión del juego en PlayStation 4, la única a la que hemos tenido acceso (todas las imágenes que acompañan al texto están capturadas directamente por nosotros). En los próximos días cuando podamos probarlo en Xbox One y PC, os contaremos cómo se ve el juego en estas versiones.

Desde The Elder Scrolls V: Skyrim en 2011 no sentíamos nada parecido con un videojuego. Esa sensación de sentirte atrapado en un mundo gigantesco y bello, lleno de aventuras y lugares que quieres descubrir, que te abruma con tantas posibilidades, y donde sabes que vas a estar sumergido durante meses, perdiendo la noción del tiempo cada vez que te pones a jugar.

Cuando en 2013 CD Projekt anunció que la tercera entrega de la saga de The Witcher sería un enorme juego de rol en mundo abierto, con Skyrim como fuente de inspiración, aunque con el objetivo de superarlo, a muchos nos sonó demasiado ambicioso. Por eso sorprende ver cómo The Witcher 3: Wild Hunt, cuatro años después, no solo ha cumplido las expectativas, sino que además ha dejado muy anticuado al gran juego de Bethesda, y lo supera prácticamente en cualquier aspecto, algo que quizás sorprenda menos a los que jugaron a The Witcher (2007) y The Witcher 2: Assassins of Kings (2011), que ya conocen el buen hacer de este estudio polaco.

Precisamente nadie mejor que ellos para apreciar la tremenda evolución que ha habido entre sus tres juegos, que ha culminado en una aventura de rol y acción en mundo abierto descomunal. Que creemos va a marcar un antes y un después en el género en ciertos aspectos, y que van a poder disfrutar tanto los que se inicien en la serie con esta entrega, como sobre todo los que ya hayan jugado los títulos anteriores o se hayan leído las novelas, para los que The Witcher 3 será un auténtico festín.

El mundo de 'The Witcher 3' es espectacular, posiblemente el más grande y bello que hemos visto nunca en un videojuego.
El mundo de 'The Witcher 3' es espectacular, posiblemente el más grande y bello que hemos visto nunca en un videojuego.

Estamos ante un claro ejemplo de juego en el que el todo es más que la suma de sus partes, ya que si analizáramos algunos de sus apartados por separado, no llegarían al sobresaliente, y no está exento de errores o detalles mejorables. Pero son tantas y tan fuertes sus virtudes, que sería un poco de amargados fijarse más de lo necesario en sus defectos, y si te gusta el género, especialmente en su vertiente más ambiciosa y abierta, te lo vas a pasar en grande, vale cada céntimo que cuesta, y es exageradamente generoso a la hora de ofrecer contenidos, todos de muchísima calidad.

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Persiguiendo a Ciri

Es curioso que en un juego tan gigantesco y complejo, con tantas y tan buenas historias en su interior, la trama principal sea tan "sencilla", algo que sobre todo agradecerán los que se estrenen en la saga. Una vez más tomamos el control del carismático brujo Geralt de Rivia, que en esta ocasión anda tras los pasos de Ciri, una especie de hija adoptiva a la que entrenó para convertir en bruja, y que cuenta con unos poderes extraordinarios al ser la portadora de la ‘vieja sangre’. Este es el motivo porque el que está siendo perseguida por la Cacería salvaje, una brigada de caballeros fantasmales que quiere hacerse con los increíbles poderes de Ciri, algo que según una profecía puede acabar con el mundo.

Mediante 'flashback' jugables iremos descubriendo la historia de Ciri, en su constante huida de la Cacería salvaje.
Mediante 'flashback' jugables iremos descubriendo la historia de Ciri, en su constante huida de la Cacería salvaje.

Con este sencillo punto de partida, encontrar a Ciri antes que la Cacería salvaje, tendremos que explorar un gigantesco mundo abierto dividido en tres grandes regiones: Huerto Blanco (el escenario más reducido y sencillo que sirve de toma de contacto con el juego), Velen: Tierra de Nadie (un territorio arrasado por la guerra con ciénagas y oscuros bosques, donde se encuentra la gigantesca ciudad de Novigrado, en la que pasaremos muchas horas) y las islas de Skellige (un archipiélago de ambientación nórdica que seguro os recordará mucho a Skyrim).

En nuestro periplo para encontrar a Ciri viviremos mil y una aventuras, conoceremos nuevos personajes, nos encontraremos con viejos conocidos, y lo que es más interesante y debería servir de ejemplo para otros juegos de rol en mundo abierto, es que aunque hay mil y un motivos para perderse por su mundo y dejar aparcada la historia principal, si bien ésta es interesante que siempre te apetece volver a ella y retomarla. Este es el motivo por el que a veces The Witcher 3 abruma un poco, no porque tenga toneladas de misiones secundarias –que las tiene-, sino porque casi todas son interesantes, elaboradas y tienen sentido dentro del mundo del juego y nuestro papel de brujo. Apetece hacerlas todas, y no sabes ni por dónde empezar.

Algo que beneficia constantemente a la aventura es tener un protagonista con tanta fuerza y carisma como Geralt de Rivia, con una personalidad bien definida y un complejo pasado, al contrario de otros juegos de rol occidentales en los que creamos un personaje, casi siempre mudo y sin personalidad. No pasamos desapercibidos allá donde vamos, somos toda una institución, y esto da pie a un montón de situaciones interesantes, tanto con aliados como con enemigos, aunque muchas veces la barrera es difusa y no tenemos muy claro quiénes son unos y otros. Geralt siempre se comporta de manera acorde a su personalidad y profesión, pero a través de las decisiones que tomamos como jugadores vamos definiendo su destino, en uno de los sistemas de toma de decisiones y consecuencias más satisfactorio que hemos visto nunca en un videojuego, que te hacen sentirte auténtico protagonista de los acontecimientos de la historia.

El merecido descanso del guerrero, porque no todo va a ser luchar contra monstruos y pasar penas.
El merecido descanso del guerrero, porque no todo va a ser luchar contra monstruos y pasar penas.

No solo tomamos decisiones importantes en la trama principal, también en las misiones secundarias, que casi siempre tienen distintas soluciones, y a veces nos sorprenderán las repercusiones de nuestras acciones, que no siempre son las deseadas (nos hemos cargado alguna aldea entera sin querer…). Aquí no hay líneas de diálogo "buenas" o "malas", y es un juego adulto y lleno de matices, en el que muchas veces no tenemos claro si lo que estamos haciendo está bien, y si va a ser peor el remedio que la enfermedad. Es genial cómo encajan argumentalmente muchas de las misiones secundarias con la trama principal, y siempre están justificadas y tienen sentido, no veremos a Geralt recogiendo diez tipos de hierbas para entregárselas a un tipo que no conoce de nada.

Seguir pistas con los sentidos de brujo es una de las prácticas más habituales en las numerosas investigaciones.
Seguir pistas con los sentidos de brujo es una de las prácticas más habituales en las numerosas investigaciones.

De hecho en nuestro papel de brujo –una especie de mercenario que se dedica a cazar monstruos y romper maldiciones-, además de investigar las escenas del crimen y buscar pistas de manera detectivesca, a veces tendremos que negociar la recompensa con quien nos encarga el trabajo, una mecánica que realmente no es importante, pero que ayuda como otros muchos detalles a meternos en la piel del personaje, carismático como pocos. Nos creemos ser Geralt, empatizamos con él, y nos intentamos comportar como lo haría un brujo, algo que pocos juegos de rol consiguen, por mucho que nos dejen elegir el aspecto del personaje y ponerle un nombre.

Todo suma a la hora de sumergirnos en este ambicioso juego de rol, como lo bien escrito que está, el carisma de los personajes, y todas esas relaciones que ha ido entablando Geralt a lo largo de dos juegos y casi diez libros, desembocan en The Witcher 3: Wild Hunt de una manera o de otra, lo que hace que sea muy rico e interesante argumentalmente. No temáis los que os iniciáis en la saga con este juego, se puede disfrutar y seguir sin problemas, y hay unos buenos glosarios de los personajes y los monstruos que se van actualizando según avanzamos, y todo tipo de libros que nos encontramos por los escenarios, que nos cuentan historias y nos hablan de política y otros aspectos interesantes, de manera amena y concisa.

Ahora en ocasiones tendremos un tiempo limitado para elegir una respuesta en las conversaciones, a lo Telltale Games.
Ahora en ocasiones tendremos un tiempo limitado para elegir una respuesta en las conversaciones, a lo Telltale Games.

Eso sí, os advertimos que es un juego para tomarse con calma, para jugar saboreándolo, y no ponerse ninguna fecha concreta para acabarlo. Es inmenso, abrumador en contenidos, con una enorme cantidad de diálogos, y te invita constantemente a perderse por sus parajes descubriendo nuevas historias y detalles. Si se nos permite la expresión, es incluso bastante literario para tratarse de un videojuego, tiene un ritmo pausado y lento, aunque a la vez es bastante cinematográfico si lo comparamos con otros juegos de rol en mundo abierto, con un montón de escenas cinemáticas de mucha calidad. Si buscas una aventura de acción con un ritmo frenético, te estás equivocando de juego.

Yendo al grano, "pasarse" The Witcher 3 puede suponer unas 50 o 60 horas, sin entretenerse en exceso, y como te guste lo que propone, te vas a ir a más de 100 horas sin darte demasiada cuenta, aunque suene exagerado. Por supuesto no todas las misiones secundarias son igual de interesantes y elaboradas –es el precio a pagar en un juego tan gigantesco-, e incluso la trama principal a veces tiene problemas de ritmo y se siente un poco estirada artificialmente, pero pocas veces tendrás la sensación de que has perdido el tiempo jugando, y siempre te intentan sorprender de una manera o de otra. Buscar tesoros, cazar monstruos, torneos de combates cuerpo a cuerpo, carreras de caballos, jugar al Gwynt –un curioso y elaborado juego de cartas tipo Magic-, o simplemente explorar su precioso mundo y deleitarse con las bellas imágenes que nos ofrece, auténticas postales que no te cansas de observar, con un elaborado ciclo de día y noche, y condiciones meteorológicas variables.

Un juego de rol que por cierto contiene en su interior bastantes dosis de humor, un tanto negro a veces, a la vez que toca temas serios y comprometidos, porque una cosa no está reñida con la otra, y hay muchísimos RPG –aunque bien podríamos decir "juegos" en general- que se toman demasiado en serio. Se nota que The Witcher 3 no está hecho a base de estudios de mercado, sino con un equipo de talentos a los que les encanta su trabajo, que respetan y casi veneran el material en el que se basan, y que tratan a los jugadores como a un igual, muy conscientes de que están haciendo un juego destinado a un público adulto. Hay mucha sangre sí, y algo de sexo –no estamos habituados a verlo en los videojuegos-, pero ninguna de las dos cosas nos ha parecido en ningún caso que se presenten de manera gratuita, y siempre están más o menos justificados.

El mundo de 'The Witcher 3' vive una cruenta guerra, y viviremos situaciones realmente desagradables.
El mundo de 'The Witcher 3' vive una cruenta guerra, y viviremos situaciones realmente desagradables.

Llevamos un buen rato hablando del juego y no hemos dicho todavía nada de la "jugabilidad", y es simplemente porque nos parece que donde más brilla The Witcher 3 es en su historia, personajes, en la creación de un mundo tan creíble como bello, en sus elaboradas misiones secundarias, etcétera, y no tanto en un sistema de combate que cumple y entretiene, pero que no sobresale, con una cámara demasiado revoltosa, un sistema de fijación de blancos automático que da más problemas que soluciones, y unos enemigos con rutinas de ataque demasiado previsibles -aunque eso sí, el combate es mucho mejor que el de The Witcher 2-. Como tampoco es demasiado preciso el control, un tanto tosco, sobre todo cuando nos movemos en espacios reducidos y queremos realizar acciones muy concretas (es absurdo a veces tirarse un rato intentando abrir una trampilla en el suelo o bajar una escalera).

Navegar en barco no es jugablemente muy interesante, pero sí ofrece momentos muy bellos.
Navegar en barco no es jugablemente muy interesante, pero sí ofrece momentos muy bellos.

Los minijuegos que han metido para aportar variedad tampoco brillan demasiado, y recurren a ellos en diferentes ocasiones para que no olvides que están ahí, como unas carreras de caballos que no son muy divertidas, o unos combates a puñetazos mediocres. El montar a caballo está bien resuelto, con diferentes velocidades de galope, una barra de vigor y hasta una de pánico que se rellena cuando nos atacan, pudiéndonos tirar el caballo al suelo. Y la posibilidad de navegar en barco es interesante, ofrece momentos muy bellos, aunque no es tan divertida la manera de bucear, muy frustrante y mal ejecutada, bordeando el desastre.

En líneas generales en lo jugable no cumple de manera tan sobresaliente como en el resto de apartados, aunque no hace nada lo suficientemente mal como para estropear el resultado global. Y no será por posibilidades, ya que la gracia de los combates es la gran libertad que tenemos para afrontarlos, pudiendo obviar si queremos apartados muy elaborados del juego, como la alquimia. Como no podía ser de otra manera vuelve a repetir el sistema de dos espadas, la de acero para bestias normales y humanoides, y la de plata para criaturas mágicas -también hay otras armas más pesadas o ligeras, como hachas y porras-, con dos tipos de ataques, potente y rápido, la posibilidad de realizar contraataques si pulsamos L2 en el momento justo, y dos movimientos evasivos, rodar y esquivar con pasos laterales.

En el lado de la magia podemos usar hechizos simples por ser un brujo, contando con cinco señales: Aard -para aturdir o derribar-, Axia -para desorientar-, Igni -expulsar fuego-, Quen –un escudo mágico que nos protege- y Yrden -trampas mágicas que ralentizan a los enemigos-. Estos son los poderes básicos, ya que en el árbol de habilidades podemos ganar nuevos movimientos de combate y potenciar las señales, desbloqueando nuevos poderes. Por ejemplo una corriente de fuego en el caso de Igni, convertir a los enemigos en aliados con Axia, o crear un escudo activo con Quen; todas las señales cuentan con un ataque alternativo que podemos desbloquear. Y además las señales no solo se usan en el combate, también en la exploración, y a veces es necesario usar Aard para tirar un muro o una puerta al suelo, o Axia para doblegar la voluntad de nuestro interlocutor, como si fuéramos un caballero jedi de Star Wars.

Y para hacer los combates más complejos se ha añadido la ballesta, para los ataques a larga distancia, lo que viene muy para derribar enemigos voladores y poder golpearles con la espada. Podemos equipar diferentes tipos de virotes, y quizás porque no ha sido una novedad bien recibida, este arma no es muy poderosa ni demasiado útil, al menos nosotros no le hemos sabido sacar gran partido, excepto para tirar al suelo a bestias aladas.

La ballesta añade una capa de complejidad al combate, necesaria para hacer frente a los enemigos voladores.
La ballesta añade una capa de complejidad al combate, necesaria para hacer frente a los enemigos voladores.

Como veis el combate tiene muchas posibilidades, pero no se terminan de explotar del todo por unos enemigos con una inteligencia artificial poco elaborada, y rutinas de ataque muy escasas y previsibles, algo que queda muy en evidencia en enfrentamientos uno contra uno, como en ciertos jefes finales muy pobres, más propios de un juego menor. También se ven estas carencias en los momentos en los que controlamos a Ciri, secciones lineales demasiado simples en lo jugable, al no tener señales, ni pociones, ni distintos tipos de armas, y solo cumplen una función narrativa, para ir descubriendo poco a poco lo que ha estado haciendo este interesante personaje, clave en la historia.

Lo bueno de los combates es que no solo tenemos mucha libertad a la hora de encararlos, y de evolucionar al personaje cómo queramos en el árbol de habilidades, sino que también si no queremos no tenemos que combatir más de la cuenta, no hace falta "farmear" en ningún caso, y como mejor se sube de nivel es superando misiones secundarias, en las que en muchos casos no tenemos ni que pelear, basadas en la pura investigación de los escenarios y en los diálogos. Creednos que nos hemos llegado a tirar dos o tres horas progresando sin casi tener que sacar la espada, y es un juego tan rico narrativamente que no necesita recurrir a la acción de manera constante para entretenerte.

Tenemos unos espacios limitados para equipar habilidades, y con los mutágenos podemos potenciar los poderes de diferentes maneras.
Tenemos unos espacios limitados para equipar habilidades, y con los mutágenos podemos potenciar los poderes de diferentes maneras.

Siguiendo con las posibilidades jugables, que son muchísimas, como brujo que somos tampoco puede faltar la alquimia, y hay una infinidad de ingredientes que podemos recoger, para preparar pociones, bombas y aceites. Cada enemigo tiene unas debilidades, y las podemos descubrir tanto después de enfrentarnos a un monstruo como leyendo algún libro que contenga esta información. El juego de una manera o de otra nos suele dar pistas de a qué tipo de peligro nos vamos a enfrentar a continuación –un sistema mucho más justo que lo que vimos en The Witcher 2, que era casi una lotería-, y conviene tomar alguna poción o untar el filo de la espada con un aceite especial para aumentar su eficacia contra ese tipo de criatura.

Explorando los escenarios podemos recoger una inmensa cantidad de objetos, pudiendo llegar a sentirte desbordado por no saber qué hacer con tantas cosas, y es curioso porque casi todos sirven para algo, no solo para venderlos y obtener dinero. Ya sean ingredientes para la alquimia –aceites, bombas y pociones-, u objetos de fabricación para el sistema de artesanía, y así poder crear botas, corazas, espadas, guanteletes, pantalones o virotes para la ballesta. No con nuestras propias manos, sino que tenemos que acudir a los herreros para que construyan todas estas herramientas, que hay que ir desbloqueando obteniendo diagramas. Los herreros también reparan el equipo, ya que las armas y las armaduras se degradan con su uso, y podemos mejorar casi cualquier objeto insertando runas.

Todos los objetos que equipamos cambian el aspecto del personaje, e incluso podemos cortarnos el pelo y afeitarnos.
Todos los objetos que equipamos cambian el aspecto del personaje, e incluso podemos cortarnos el pelo y afeitarnos.

Es complicado no pasar por alto y dejar sin comentar algún aspecto de un juego tan completo, que en su faceta más rolera va a dejar satisfecho a todos, y no se ha "casualizado" para llegar a más público. La única concesión que se ha hecho al respecto es que su nivel de dificultad por defecto, el segundo de los cuatro disponibles, es especialmente sencillo, y cualquier jugador experto debería empezar a jugar al menos en el tercero "sangre, sudor y lágrimas", aunque esto no es un problema ya que se puede cambiar en cualquier momento. Lo más osados tienen un cuarto, "la marcha de la muerte", del que el juego nos dice textualmente "estás como una cabra, y eso te encanta".

Un juego precioso, aunque técnicamente mejorable

Nos producen sensaciones encontradas los gráficos de The Witcher 3 -siempre hablando de la versión de PS4-. Por un lado artísticamente y en lo puramente visual, nos parece un juego precioso, de los más bonitos que hemos jugado nunca. Nos dejan embobados sus paisajes, sus amaneceres, las puestas de sol, caminar por un bosque de noche iluminados por la luz de luna, mientras toda la vegetación se agita de manera convincente con la fuerza del viento, con fenómenos atmosféricos muy bien realizados. Unos escenarios repletos de detalles, con unos parajes naturales preciosos, interiores abundantes, variados y bien realizados, y un gran diseño de personajes y enemigos. Y además un juego espectacularmente colorido, algo nada habitual en el rol occidental, y que agradecemos.

Estamos totalmente de acuerdo contigo, Geralt.
Estamos totalmente de acuerdo contigo, Geralt.

Pero por otro lado tenemos un apartado técnico que nos ha decepcionado bastante, en el caso de concreto de la versión de PlayStation 4, que es la única a la que hemos podido jugar para este análisis. Quizás llueve sobre mojado, pero veníamos comentando desde hace tiempo que este título iba a ser una gran prueba de fuego para las nuevas consolas, y no la han superado del todo, o al menos no con nota. No sabemos cuánto será culpa de las limitaciones del hardware, o de CD Projekt que no ha sabido sacarle todo el partido, pero cuesta asimilar que un juego de nueva generación tan esperado como este no pueda mantener estables los 30fps.

El ciclo día y noche nos deja estampas tan bellas como esta.
El ciclo día y noche nos deja estampas tan bellas como esta.

No le pedimos los siempre ansiados 60fps, y no nos hubiera importado que sacrificara los 1080p de resolución (en el caso de PS4), pero al menos lo mínimo que le pedimos a un juego nextgen es que tenga una tasa de imágenes razonablemente estable, y está lejos de serlo, con bajadas en todo tipo de situaciones, siendo lo raro que se mantenga en 30fps. Por ejemplo en el primer escenario del juego, Huerto blanco, uno de los menos complejos poligonalmente, el juego va bastante bien, y solo notas bajadas cuando combates. Pero según avanzas en la aventura y exploras escenarios cada vez más complejos, juegas bajo la lluvia o llegas a la gran ciudad de Novigrado, cada vez molestan más las ralentizaciones, constantes durante los combates, lo que llega a afectar a la jugabilidad, estropeando por ejemplo el timing a la hora de esquivar ataques.

Hay que aclarar que lo hemos jugado sin el parche del día uno, que se supone que arreglará y mejorará unas cuantas cosas, como el rendimiento, pero nosotros tenemos que hablar de lo que hemos probado, y no podemos hacer un acto fe. La verdad tampoco esperamos milagros en cuanto a la mejora del rendimiento, al menos no de momento, ya que no parece que sea algo sencillo de solucionar, teniendo en cuenta que son bajadas de framerate muy graves a veces. Si cuando se lance el juego y lo probemos con el parche day one se producen una mejora sustancial del rendimiento, seremos los primeros en contároslo y en celebrarlo.

Los primeros pasos por la fría Skellige te dejan con la boca abierta.
Los primeros pasos por la fría Skellige te dejan con la boca abierta.

Luego tiene otros defectos gráficos que molestan mucho menos en comparación con lo del framerate, como ciertos problemas con la carga de texturas, la calidad de estas que a veces deja un poco que desear, o un antialising discreto. Y detalles mejorables, como las expresiones faciales o las animaciones en general. También nos hemos topado con unos cuantos bugs y glitches visuales, clásicos de este tipo de juegos tan ambiciosos (porque no son patrimonio exclusivo de Ubisoft o Bethesda), pero nos han parecido anecdóticos y no nos han llegado a amargar la experiencia, ni impedir el progreso en una misión.

Otros aspecto técnico que también empaña el resultado global son los prolongados tiempos de carga –a veces de más de un minuto y medio cada vez que cargas partida-, y algunas pequeñas cargas entre cinemáticas, que entorpecen el ritmo de la narración. Durante el resto del juego, mientras exploras los escenario, ya sea en interiores o exteriores, no hay tiempos de carga, solo cuando realizas viaje rápido, necesario para desplazarte entre las tres regiones principales. Pueden parecer muchas pegas para un juego que insistimos, es muy bonito y nos encanta cómo luce, pero al que no sabemos si el exceso de ambición le ha jugada una mala pasada, al menos en la versión de PS4 que es la que hemos probado.

El juego nos regala preciosas postales constantemente.
El juego nos regala preciosas postales constantemente.

El sonido cumple de manera sobresaliente, con una gran banda sonora, con música folk y bellos coros que le sientan como anillo al dedo a la ambientación, con melodías que saben ser épicas cuando toca, y ambientales, relajantes y casi místicas en las partes de exploración. La única pega es que es poco variada, y que se echan en falta más composiciones, ya que a veces pasas muchas horas en una misma localización, escuchando demasiadas veces la misma melodía. El doblaje en inglés es muy bueno, especialmente meritorio teniendo en cuenta la ingente cantidad de líneas de diálogo que incluye, todas con audio. Los jugadores hispanohablantes lo podemos disfrutar sin problemas gracias a una buena traducción al español, que cuenta con un hándicap que nos ha molestado bastante: unos subtítulos demasiado pequeños.

Un problema que no entendemos cada vez que nos lo encontramos en un videojuego, y que aquí llega a extremos realmente preocupantes, por ejemplo en las descripciones de los objetos, el glosario de personajes y bestias, o los libros, que tienen una fuente de letra minúscula. Parece que piensan que todos jugamos a medio metro de la pantalla, y en una televisión de unas 32 pulgadas, a dos o tres metros de distancia, tienes que forzar muchísimo la vista, un problema que esperamos solucionen, porque va a haber muchas quejas al respecto.

Yennefer tampoco está de acuerdo con el tamaño de los subtítulos.
Yennefer tampoco está de acuerdo con el tamaño de los subtítulos.

Un juego colosal

Si uno de los mayores aciertos que puede tener un videojuego es transportarnos a un mundo de fantasía en los que perder la noción del tiempo y olvidarte de la realidad durante decenas de horas, viviendo increíbles aventuras y conociendo a personajes apasionantes, The Witcher 3 lo consigue como pocos, y tiene esa capacidad de absorberte que solo los grandes juegos consiguen. Modélico en muchos aspectos, como su entramado de misiones y el genial sistema de decisiones y consecuencias, solo una jugabilidad mejorable en ciertos aspectos, y un apartado técnico que deja un poco que desear en consola, le alejan de esa perfección que muchos se esperaban.

Quizás las expectativas que se han generado a su alrededor son demasiado altas, y puede que a más de uno esto le juegue una mala pasada y le decepcione, pero si te gustan los juegos de rol en mundo abierto, y en definitiva las aventuras con mayúsculas, tienes aquí esperándote un juego con más de 100 horas de entretenimiento de muchísima calidad, que no va a dejar de sorprenderte desde el principio hasta el final, y que vuelve a poner el listón muy alto dentro del género.

Jorge Cano
Redactor

NOTA

9.4

Puntos positivos

Puntos negativos

En resumen

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The Witcher 3: Wild Hunt Complete Edition para Nintendo Switch

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The Witcher 3: Wild Hunt para PlayStation 5

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Ficha técnica de la versión Xbox Series X/S

ANÁLISIS
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The Witcher 3: Wild Hunt para Xbox Series X/S

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