Verano de Dragon Ball: Dragon Ball Z 2: Super Battle

Dragon Ball Z 2: Super Battle: Continuamos nuestro repaso de los juegos basados en la obra de Akira Toriyama.
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Verano de Dragon Ball

Dragon Ball FighterZ fue uno de los grandes anuncios del pasado E3, y tras su calurosa acogida en Vandal queremos celebrarlo con el Verano de Dragon Ball, un repasado de los juegos más importantes basado en el manga de Akira Toriyama, que realizaremos del 1 de julio al 31 de agosto.

Hoy os hablamos de un nuevo juego, y estos son los títulos de los que os hemos hablado hasta el momento:

Dragon Ball Z 2: Super Battle (1995)

Si bien el primer juego de Dragon Ball para recreativas desarrollado por Banpresto no consiguió calar lo suficiente entre los jugadores y fans de la serie, su secuela hizo todo lo contrario, hasta el punto de convertirse en uno de los mejores juego de lucha bidimensionales que nos ha dejado la serie hasta el momento.
Para la ocasión, la compañía decidió prescindir de la fórmula jugable de su predecesor (basada en volar por los escenarios libremente) y fijarse en los grandes del género de principios y mediados de los 90, como Street Fighter II o incluso Dragon Ball Z: Super Butoden. De este modo, Dragon Ball Z 2: Super Battle se presenta como un juego de lucha muy clásico y tradicional con una jugabilidad basada en cuatro botones para puñetazos y patadas de distinta intensidad, permitiéndonos de este modo realizar diferentes tipos de golpes y técnicas especiales cuando los combinábamos con movimientos concretos del joystick. En la práctica, el juego era rapidísimo y gozaba de una buena profundidad jugable, con personajes bien diferenciados que requerían de cierta práctica para aprender a dominarlos. Si bien era muy parecido a Street Fighter II, algunos de nuestros golpes podían mandar al aire o al suelo a nuestro rival, haciendo que la batalla cambiase de plano, por lo que al final podíamos acabar luchando tanto en tierra como volando. Otra novedad bastante interesante respecto a la primera parte la tenemos en el hecho de que cada personaje tiene un final único en el Modo Arcade, aunque claro, eso si es que éramos capaces de completarlo, ya que si hay algo por lo que será recordado este juego es por tratarse de uno de los títulos de lucha más difíciles y complicados que hemos tenido jamás el placer de jugar.
Verano de Dragon Ball: Dragon Ball Z 2: Super Battle Imagen 2
Puede sonar exagerado, pero la IA enemiga era tan rematadamente eficaz e implacable que pasar del primer combate ya era todo un logro solo al alcance de unos pocos elegidos. Sí, los títulos para recreativas suelen tener una dificultad elevada para incitarnos a seguir gastando monedas, pero lo de Super Battle estuvo a otro nivel, por lo que al final su mayor atractivo solía ser el de disfrutar del Versus contra otros jugadores si no queríamos acabar frustrados y dejándonos la cartera en el intento. En lo que respecta a su plantilla de personajes, esta se basaba por completo en el arco argumental de Cell, por lo que todos los luchadores están extraídos de la misma, algo que dejaba fuera de juego a villanos tan memorables como Freezer. A pesar de ello, la selección no estaba nada mal y los diez guerreros que teníamos a nuestra disposición cumplían nuestras necesidades de sobra. Destacar que entre ellos no solo nos encontrábamos imprescindibles como Goku o Vegeta, sino que también se atrevía a incluir a Mr. Satan, permitiéndonos luchar con este carismático héroe, quien para hacer frente a tan temibles rivales hacía gala de una mochila propulsora para volar y diversas artimañas que hacían de su uso algo muy divertido y poco convencional.
Verano de Dragon Ball: Dragon Ball Z 2: Super Battle Imagen 3
Otra de las grandes mejoras del título la tuvimos en su apartado gráfico al estilo pixel art, realmente espectacular y conseguido para la época, con unos escenarios variadísimos y repletos de detalles y elementos, así como unos personajes fielmente recreados, grandes, muy reconocibles y genialmente animados. Mención especial también a los efectos de las técnicas. Resumiendo, un título con unas bases jugables realmente buenas (aunque no especialmente originales) y muy pulidas, con unos gráficos cuidadísimos y con una dificultad abusiva capaz de desesperar a cualquiera que se atreviera a plantarle cara a su IA.
Carlos Leiva
Redactor

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