Gran Turismo 5 fue una promesa que iba a salir a finales de 2007 pero fue retrasándose con el paso del tiempo hasta llegar tres años después sin dejar contento a todo el mundo. El simulador de Sony se había hecho mucho de rogar, y mantenía ese excelente realismo acompañado de un gran repertorio de coches y circuitos, pero muchos usuarios no vieron cumplidas sus inmensas expectativas, especialmente por los dos tipos de coches (los de detalle interno y los que no lo tenían) y por la polémica de los daños.
Con Gran Turismo 6 Polyphony Digital ha seguido una estrategia diferente. Se daba por hecho que estaba en desarrollo, porque algo tiene que hacer uno de los mejores equipos del mundo, pero no había anuncio oficial por parte de Sony, y no se sabía si llegaría a esta generación o la siguiente. Hace unas semanas se confirmaba que GT6 estará en PlayStation 3 este año, poniendo un excelente broche a la ya veterana consola de Sony, y en el E3 al fin hemos podido poner nuestras manos en el Gran Turismo con menos expectación que se recuerda, un juego tan eclipsado por los grandes fastos de las máquinas de nueva generación que puede considerarse uno de los tapados de la feria, por extraño que parezca.
De esta generación
Lo más sorprendente de Gran Turismo 6 es su apartado gráfico, inmediatamente obsoleto por la llegada de juegos como Forza Motorsport 5 o Driveclub, pero aun así impresionante para tratarse de PlayStation 3. El nivel de detalle de los coches sigue siendo excepcional, y por supuesto los que estaban disponibles en la feria eran Premium y tenían un bonito acabado de los interiores, pero lo que más nos sorprendió es que el juego se mueve a 1080p y 60 fotogramas por segundo, con una sensación de velocidad que la saga no tenía desde los tiempos de PlayStation 2.
Todo se movía con gran fluidez, aunque corríamos en solitario, contra el crono y nuestro propio "coche fantasma" de la vuelta anterior, y además el nuevo motor gráfico nos sorprendió con unos bellos efectos de iluminación y unos escenarios muy nítidos, con algunos detalles vistosos como el polvo que levantaba la tierra del desierto. Por la gran sensación de velocidad y el acabado gráfico del juego, lo único que nos recordaba que estábamos ante un juego de esta generación era el vetusto interfaz de la pantalla, con los medidores de velocidad, revoluciones y vueltas y mapa del circuito de toda la vida, algo que pide a gritos una renovación.
La demo nos dejó muy satisfechos e impresionados, aunque tenemos que reconocer que a eso ayudó mucho el hecho de jugarla en cabinas de piloto equipadas con volante Thrustmaster con Force Feedback y pedales, una forma inmejorable de disfrutar del juego, y también la generosidad de la demostración: nueve circuitos para elegir y dieciséis coches diferentes, pudiendo hasta elegir el color.
De los nueve circuitos, cinco eran nuevos: tres versiones del circuito británico de Silverstone, la nacional, la internacional y la completa, Matterhorn, un circuito montañoso que recordaba ligeramente a aquel al que tantas veces jugamos en GT Prologue, aunque con algunas curvas realmente cerradas y complicadas, y finalmente Willow Springs Raceway, un circuito en medio del desierto donde realizamos grandes derrapes. Los viejos conocidos eran la versión reducida de Autumn Ring y su versión inversa, la parte este de Suzuka y el emblemático High Speed Ring. En éstos se mostraba las capacidades del nuevo motor, especialmente en lo que se refiere a la iluminación.
El repertorio de coches a nuestra disposición contaba con veinte coches bastante variopintos, desde bólidos como el Ferrari 458 Italia o el McLaren MP4 hasta modelos clásicos como el Ferrari Dino 246 y el Lamborghini Countach, pasando por un Audi clásico de rally o rarezas como el Alpine A110. Probando los diferentes coches notamos cómo costaba adaptarse a cada uno y a sus particularidades. También cambiamos de vista, entre interior, cabina y exterior, para comprobar su excelente modelado.
A la hora de jugar se nota mucho el nuevo motor de física del juego y cómo ha mejorado la suspensión en los coches, haciendo más realista la simulación. Es precisamente este camino, el de la apuesta por el realismo, el que parece haber tomado el juego, con una sensación de control mayor, dándole importancia al peralte en las curvas y haciendo que se note el contacto del coche con el suelo. El resultado a la hora de conducir es mucho mejor, los cambios de la suspensión hacen que el coche se note más pesado y real, y que la respuesta al jugador sea más rápida. Jugar era un auténtico placer, intentando familiarizarnos con los superdeportivos sin hacer demasiados trompos, para luego ir cogiendo confianza, tomando mejor cada curva y acabar incluso pasando de la trayectoria recomendada para probar cosas. La misma experiencia que GT ha ofrecido durante ya quince años, un poco evolucionada y mejorada, en combinación con el salto gráfico que ha pegado el juego. Enganchará mucho más fácil que GT5.
Ah, y parece que no hay cambios en los daños. Ese asunto tan peliagudo sigue sin resolverse. En la demo que vimos no hay daños, y por lo que parece el sistema de daños seguirá siendo como el de la versión Gran Turismo 5, es decir, bastante superficial y anecdótico. Habrá que ver si hay penalización por los choques, o cómo se las arregla Sony para evitar las trampas aprovechando la ausencia de deterioro en el rendimiento del coche.
Gran Turismo 6 nos ha dejado encantados, porque de hecho la expectación con esta sexta entrega de la saga no es muy alta, eclipsada por la llegada de las nuevas consolas y con esa sensación ambigua que dejó GT5. Pero sin duda estamos ante uno de los grandes juegos del año, que quizás dé más de una grata sorpresa a los jugadores de PS3 y a los aficionados de la saga. En Navidades estará en las tiendas para poner un broche de oro a un gran año de lanzamientos para PS3.
