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Una mirada semanal al pasado, recordando grandes juegos clásicos y momentos de la historia del videojuego.

Ferrari 355 Challenge

Yu Suzuki creó este videojuego contradiciendo casi todas las leyes escritas para los muebles arcade. ¿Triunfó o se quedó a medio camino? Recordemos cómo fue este simulador viviendo entre arcades.
Ferrari 355 Challenge
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Actualizado: 21:31 17/8/2020

Muchos somos los que suspiramos viendo coches de alta gama y soñamos con ponernos algún día al volante de alguno de ellos. Los que devoran kilómetros con una sonrisa permanente y disfrutan con cada palmo de carretera (a pesar de ir en un coche con más de una década), son los mismos que hace catorce años descubrieron, con el juego de hoy, un hueco que pocos habían llenado de aquella manera.

A través de los años, los juegos de coches han ido evolucionando de manera asombrosa. No solo hubo espectáculos audiovisuales que llevaron el género a un nuevo nivel, sino que actualmente podemos disfrutar de simuladores de conducción con diferentes apuestas -unas más realistas que otras- y cuyas sensaciones son muy parecidas a las de conducir un coche real.

Un año antes del lanzamiento del juego de hoy, el videojuego más vendido de la primera PlayStation, Gran Turismo, demostró que los títulos de conducción tenían una vertiente poco explotada hasta entonces y fue un éxito total. Ni que decir tiene, que sagas como Test Drive habían tratado la temática, pero ninguna hasta entonces como la mencionada. Y había ganas de más.

Antes de la llegada del año 2000 es donde entra en juego la figura de Yu Suzuki. Visionario como pocos, y padre de sagas como Virtua Figther y Shenmue, se atrevió a llevar su pasión declarada por los Ferrari a los muebles arcade. Pero lo hizo con un juego difícil, muy difícil, y exigente como pocos. Nació Ferrari 355 Challenge en los arcades.

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En aquellos mismos años, la tónica general en los salones arcade era la de crear juegos en los que la mecánica fuera fácil de aprender, o con una curva de aprendizaje que no se saliera de nuestra paga. Como sabemos, había multitud de juegos en los que a pesar de durar apenas unos minutos, sentíamos la necesidad de buscar otra moneda, ya que la experiencia era corta, pero intensa y tremendamente divertida.

Ferrari 355 Challenge no engañaba. En cuanto nos sentábamos en el mueble y cogíamos fuertemente el volante, nos dábamos cuenta de que no estábamos delante de un juego que siguiera la corriente arcade de hacer juegos asequibles. La obra de Yu Suzuki era un desafío cómo pocos habíamos visto en las salas recreativas. Además de esto, debíamos olvidar todo lo aprendido en el arcade de conducción de al lado y deberíamos sudar sangre para adelantar a un sólo oponente.

Después de perder la primera carrera, a muchos nos invadía una sensación encontrada: a pesar de la dificultad reinante, el realismo y el mimo con el que Yu Suzuki había creado este juego nos invitaba con cada moneda a sentarnos en la experiencia más parecida a conducir un Ferrari 355 en la vida real. Y algunos empezamos a sonreír con este desafío.

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¿Demasiado difícil?

Bajo el capó de este arcade, duerme la placa Naomi, circuitería hermana de la última consola de Sega. Gráficamente estaba muy por encima del mencionado primer juego de PlayStation -como era lógico- pero esta potencia bruta sirvió para recrear el único coche del juego con un realismo que cortaba el aliento.

Hay que decir que la propia Ferrari presentó en 1995 el modelo en el que se basa este juego: el Ferrari 355 Challenge, presentado también para la competición en la que se basa el propio videojuego, la Ferrari 355 Challenge, competición en la que perdería su característico color rojo, para diferenciar oponentes.

Esta es una de las partes que quizás más cortó las alas de este juego hacia un reconocimiento mayor: un solo coche, para quien estaba acostumbrado a pilotar decenas y decenas en otros juegos en comparación, era insuficiente. Pero, ¿este no era el objetivo de Yu Suzuki?

Quería llevar al gran público las mismas sensaciones que tantas y tantas veces él había tenido al pilotar este coche. Quería que fuéramos parte de una competición exigente en la que cada cambio de marcha y cada giro debía ser tomado con la velocidad adecuada para no salirnos de la pista, o acabar últimos. Todo esto lo haríamos a lo largo de seis circuitos en la versión arcade y otros cinco circuitos desbloqueables en sus versiones domésticas para Dreamcast y PlayStation 2.

Jugablemente era muy exigente, debíamos aprender cómo se comportaba el coche en todo momento. Pero precisamente ahí es donde reside, quizás, la gracia de esta pequeña "locura" de Yu Suzuki: cada vez que volvíamos a echar una moneda, nos sentaríamos siempre delante del mismo coche, y por ello, sobre esa base residía la curva de dificultad, dominar el mítico Ferrari 355 hasta que pareciera nuestro propio coche. Las ayudas en carretera iban desde la típica señal de trazada hasta un utilísimo radar para ver dónde estaba cada coche.

Pasión roja

A nivel sonoro, el cuidado por el detalle volvía a brillar cuando rugían los motores grabados de un Ferrari 355 real. La sensación de tener un coche con muchos caballos era perceptible, y lo que más ansiaba su creador era ser lo más fiel posible a este coche que tanta admiración despertaba en él.

Si otros juego, tuvieron que lidiar con centenares de coches y todas sus variantes mecánicas, y reproducirlas lo más fiel posible, aquí se centraron en un sólo vehículo, lo que hizo que hasta la telemetría se asemejase sorprendentemente al coche de la escudería italiana.

Pero no se quedaron ahí, ya que los escenarios eran los más realistas vistos jamás hasta entonces. Los efectos de luz sobre el escenario podían mostrarnos una bella puesta de sol mientras apuramos el trazado para adelantar a los inteligentes oponentes.

Las texturas van cambiando de tonalidad al ser bañadas por un atardecer o un sol de justicia en lo alto, algo que sin duda sorprendió en aquel entonces, ver un juego tan cercano a la realidad, y aún hoy, a pesar de haber sido ampliamente superado por muchos otros juegos lógicamente, sigue manteniendo ese aire de apuesta personal y obsesión por todos los detalles que rodeaban a este coche, y convertirlo en un simulador en el que en ocasiones, nos parecía hasta oler las ruedas quemadas que se veían sobre el asfalto.

Ferrari 355 Challenge fue un juego arcade atípico, una de las propuestas más personales de Yu Suzuki, quien demostró con otros juegos como Shenmue, que tenía una visión diferente, en ocasiones adelantada a su tiempo, como demostró con el juego de hoy. Las versiones domésticas recibieron notas sobresalientes, sobre todo la versión Dreamcast, al permitir la conversión "pixel perfect" ante la similitud del hardware.

Para muchos este juego fue un camino a seguir, pero para otros fue un reto demasiado grande. Se puede decir que es de esos juegos admirados por muchos y odiado por unos pocos, pero al margen de esto lo que consiguió sin duda fue que muchos de nosotros supiéramos que las carreras reales eran sufridas, llenas de fracasos en los que aprenderemos que salirnos de la carretera por ambicionar una posición más es un peaje tan real como la vida misma.

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