El gobierno cubano ha interpretado el nuevo videojuego Call of Duty: Black Ops en clave política, como recogen varios medios oficiales del régimen castrista, por ejemplo Cuba Debate.
Black Ops se ambienta en la Guerra Fría, periodo convulso en el que además se dio la crisis de los misiles de Cuba, conflicto que enfrentó a los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962. Un año antes, en 1961, tuvo lugar la invasión de Bahía de Cochinos, una operación de los Estados Unidos para intentar derrocar el régimen castrista en sus inicios.
La polémica, desde la visión cubana, es que el juego propone una misión en la que el objetivo último es eliminar a Fidel Castro, en un momento ambientado antes de la crisis de 1962, combinando, como en el resto del juego, historicismo con amplia libertad creativa.
El juego es descrito en el medio como "un divertimento para psicópatas", y está dotado de una "lógica [...] doblemente perversa: por un lado, glorifica los atentados que de manera ilegal planificó el gobierno de los Estados Unidos contra el líder cubano -Fidel ha sobrevivido a más de 600-, y por el otro, estimula actitudes sociópatas de los niños y adolescentes norteamericanos, principales consumidores de estos juegos virtuales."
