Diferentes miembros de Yager, estudio responsable de Spec Ops: The Line, han explicado varias de las razones por las que no habrá una secuela de este juego de acción bélica en tercera persona.
La primera, y más importante, es que el juego no fue precisamente un éxito comercialmente hablando, y que esto ha complicado que una editora les ayude a desarrollar una segunda parte.
Por otro lado, aseguran que el desarrollo fueron cinco años muy difíciles y con muchísimos problemas –lo que se suele clasificar en inglés como "development hell"–, y que, además, el trabajo de documentación fue durísimo, ya que la temática de juego implicaba ver constantemente imágenes muy impactantes de los conflictos bélicos.
El estudio está orgulloso del juego, ya que creen que les ayudó a mejorar su perfil, pero que aprendieron la lección de intentar competir contra los grandes del género. De igual modo, el estudio está algo decepcionado por intentar ofrecer experiencias diferentes, pero luego el mercado para éstas sea pequeñísimo.
Yager ahora trabaja en Dead Island 2, así como en Dreadnought.