Uno de los lujos de poder vivir un entorno cada vez más versado y enfocado hacia lo digital, y de contar con plataformas online que brinden oportunidades al talento desbordante que se oculta detrás de cientos de pantallas de ordenadores, es que podemos deleitarnos con un numero enorme de videojuegos y títulos de corte independiente, que de otra forma, no habríamos probado. Roving Rogue, de Padaone Studios, es un proyecto que nace como fruto de la pasión por los videojuegos de sus desarrolladores, y que, tras encandilar al público y al jurado de la pasada edición de iDÉAME, probará suerte contando con un lanzamiento en Wii U a través de la eShop.
Una historia que comienza por el final
Lo primero que destaca de Roving Rogue, es su sentido del humor. Al contrario que la mayoría de títulos actuales del género, en los que el héroe sufre un traumático inicio que lo obliga a emprender la aventura e impartir justicia por el ancho mundo, en Roving Rogue empezaremos por el final. Sí, como estáis leyendo. Nuestro protagonista, Kurt, acaba de asesinar y derrotar al más peligroso mago inimaginable, que encerrado en su fortaleza, parecía inmune a todo lo que le rodeaba. Sin ir más lejos, una vez le asestamos la estocada de muerte al villano, al todo poderoso jefe final, comenzarán los títulos de crédito a desfilar por la pantalla… La sensación de desconcierto es enorme, pero simplemente se trata de una bien traída broma de los desarrolladores, que en última instancia, define por completo el desarrollo y el planteamiento del juego.
En Roving Rogue, tendremos como objetivo principal que escapar de un castillo que se está desmoronando por completo. Para complicar más la cosa, nuestro ágil héroe padece de amnesia a corto plazo, y no se acuerda del camino que tomó segundos antes al entrar, con lo que nuestra particular huida se vuelve bastante cuesta arriba -y nunca mejor dicho-. Pese a que no hemos podido catar demasiado, parece que el argumento estará tiznado de situaciones bastante graciosas, y diálogos con el jugador mediante una suerte tuits en formato de pergamino que harán que soltemos alguna que otra carcajada.
Un plataformas desafiante y sin contemplaciones
La mecánica principal de Roving Rogue es bastante sencilla, pero eso no quiere decir que estemos delante de un juego simplón o facilón, ni mucho menos. El título de Padaone Studios recoge el testigo de algunos de los videojuegos de plataformas más clásicos y duros, y brinda al jugador un control ideado para el pad, que exigirá nuestros reflejos y la máxima concentración posible.
El ingrediente de plataformas es evidente, desde el minuto uno, en el que debemos encontrar la puerta de salida de la primera estancia. Nuestro ‘ninja’ -si es que lo podemos llamar así-, puede saltar de saliente en saliente y tiene cierta afinidad por la verticalidad -muchos de los escenarios de Roving Rogue tienen esta particular distribución, que se potencia con elementos disuasorios para aumentar la tensión como un creciente nivel de lava que nos obligará a ser más rápidos y no fallar si no queremos morir calcinados-, con lo que en pocos segundos estaremos dando saltos y esfumándonos mientras atravesamos paredes.
Una de las ideas más inteligentes de Roving Rogue y la que en última instancia define gran parte de su jugabilidad, es que, en lugar de seguir con la tónica del parkour y las cabriolas que parecen impregnar cada vez más títulos y videojuegos, apuesta por la "evaporación" de nuestro héroe y su habilidad para traspasar muros de piedra y obstáculos. Nuestro héroe puede decidir la dirección de cada salto, y teletransportarse de una plataforma a otra en un abrir y cerrar de ojos. Y aunque facilita el desplazamiento, claro está, esta habilidad nos obliga a ser muy rápidos y a calcular bien los saltos.
¿Por qué? Porque, dado el alto ritmo de juego -Roving Rogue es frenético-, tendremos que tener cuidado en las maniobras si no queremos desandar todo el trabajo realizado. Si en los niveles con lava son complicados -el nivel del magma asciende paulatinamente-, aquellos en los que se derrumban los escenarios y caen piedras por doquier, o incluso los que nos obligan a movernos por la más profunda e insondable oscuridad, son incluso más retorcidos si caben. Si fallecemos -algo probable, dados los obstáculos y enemigos-, volveremos al inicio del nivel y perderemos todos los ítems encontrados por el camino.
Lo que en otro juego podría ser frustrante, en Roving Rogue, es una incitación directa y descarada para que lo volvamos a intentar una y otra vez. Y si a eso le sumamos una bien interpretada idea de lo que debe ser un multijugador en un título de esta índole, lo cierto es que tenemos una propuesta que puede funcionar muy bien en una consola como Wii U. Porque otro de los aciertos del juego, es precisamente ese. Su increíble multijugador de hasta cuatro jugadores en una misma pantalla -que también hemos podido probar en la versión preview que nos han facilitado-, nos regalará momentos de verdadera y taimada competición, en los que jugadores en lugar de cooperar podrán dar rienda suelta a su malicia y su mala baba a las primeras de cambio. El ver como hasta cuatro ninjas de cuatro colores distintos se evaporan, saltan y empujan mientras el castillo se desmorona a nuestro alrededor, es un espectáculo.
Roving Rogue, pese a estar en una etapa no finalizada de su desarrollo, se ve muy bien. Tiene un apartado gráfico en dos dimensiones de evidente corte retro muy decente, plagado de guiños a algunos de los títulos más laureados y conocidos del género. Ofrece un scrolling suave y sin tirones de ningún tipo, y un diseño artístico notable, que ofrece al jugador los indicativos necesarios para comprender la distribución de niveles, los peligros que acechan en cada plataforma o los tipos de enemigos que nos asediarán.
Un juego prometedor
Roving Rogue nos ha conquistado. Primero, hablamos de un título de plataformas sin contemplaciones, adornos ni elementos superfluos. Y segundo, de un juego desafiante, completo y divertido, que además cuenta con un diseño arrebatador, dosis de humor inigualables y un multijugador de los que pueden marcar época si nos sabemos rodear de amigos que compartan nuestra afición por los videojuegos. En Vandal estamos ansiosos por tener la versión final en nuestras manos.
