Los juegos de Mario son siempre un caso aparte. Los de la mascota de Nintendo, quizás eclipsada durante los últimos años por otros productos de la compañía como Zelda o Pokémon, siempre han tenido un estatus muy especial. En primer lugar, porque nunca han sido demasiado numerosos, y en segundo porque casi todos ellos han introducido innovaciones en el videojuego que más tarde serían adoptadas por otros títulos. Haciendo un rápido repaso, podríamos comentar el gran éxito que supuso el primer Super Mario Bros., la variedad y la calidad de Super Mario Bros. 3 o la marca que dejó Super Mario 64, considerado uno de los juegos más influyentes de todos los tiempos al marcar un estándar de mundos 3D que muchos otros juegos seguirían –desde todos los plataformas hasta títulos como Tony Hawk-. Mario Sunshine, quizás la entrega menos valorada, ofrecía un interesante giro a la jugabilidad y un sensacional motor físico. Pero todo esto es historia, y Super Mario Galaxy nos espera.
Con una fecha de lanzamiento todavía no confirmado, esto es, no sabemos si saldrá el mismo día que la máquina, Super Mario Galaxy pretende ser al mismo tiempo un retorno a los raíces y un gran salto en la manera de concebir los mundos 3D y, por supuesto, utiliza el mando con detección de movimiento de Wii para ofrecer nuevas posibilidades jugables, que tuvimos oportunidad de probar en el E3, donde jugamos un buen rato a la demo de Super Mario Galaxy mostrada.
Los mundos de Super Mario Galaxy no son como estamos habituados a ver en los juegos de plataformas 3D, sino que se da una nueva vuelta de tuerca, siendo ahora una serie de planetas conectados entre sí por portales, que son estrellas donde Mario puede situarse, y que accionaremos agitando el mando de control de Wii. Los planetas pueden tener varios portales para acceder a otros planetas diferentes, por lo que no están estructurados de forma lineal, y además tienen un tamaño variable. Habrá miniplanetas, pequeñas pelotas alrededor de las que Mario correrá, y otros más grandes, que darán la sensación de ser planos ante su gran extensión.
Cada planeta tiene enemigos y objetos, y constituye un pequeño reto en sí mismo, siendo el objetivo llegar hasta el siguiente "portal estrella", algo que a veces no es directo, sino que requerirá escalada, o eliminar la barra que protege la estrella portal. Aquí entra en juego el sensacional diseño de los niveles y los nuevos movimientos de Mario, que nos otorgan varias formas de lograr nuestros objetivos.
Aparte de los movimientos tradicionales de Mario, impertérritos desde Mario 64, como el salto, salto doble, triple salto, agacharse, etc… ahora contamos con un punto de mira que se maneja con la detección de movimiento de Wii, y que nos permite interactuar con prácticamente todos los objetos del escenario. Desde coger objetos a "vacilar" con las balas de cañón que nos persiguen –algunos de los puzzles del juego se basaban en hacer que éstas nos siguiesen y luego impactasen donde queríamos-, la interactividad le da una nueva dimensión al juego, combinándose bien con los tradicionales movimientos de Mario, haciéndolo todo intuitivo y, naturalmente, divertido.
Una de las cosas que más nos llamó la atención fue la existencia de unas esferas flotantes, con estrellas azules dentro, con las que podíamos interactuar usando el mando de Wii. Al interactuar con ellas, señalándolas y pulsando el botón, una especie de rayo salía de ellas, alcanzando a Mario y haciéndolo flotar suavemente, como venciendo poco a poco la fuerza de gravedad, un efecto realmente muy bien conseguido. Flotando gracias a estas esferas e interactuando con las siguientes podíamos desplazarnos a otro planeta. También interactuaremos usando algunos objetos del juego como tirachinas. Mario se agarrará a ellos, y luego podremos manipularlos con el mando, estirarlos hacia un lado y lanzar al fontanero hacia la otra dirección aprovechando el efecto muelle.
El mando también se utiliza para otras cosas, como para hacer el giro de 360 grados de Mario, o para, por ejemplo, devolver bombas cuando nos las tiran. Aparte de la interactividad con el mando y el escenario, los planetoides dan lugar a situaciones un tanto curiosas. Al ser completamente esféricos, no tienen fin, podemos estar dando vueltas alrededor de ellos, y su exploración es un tanto curiosa, ya que podríamos perdernos algunas partes si no exploramos bien el planetoide en cuestión. Está muy bien conseguida la sensación de gravedad, trasladando el centro de gravedad al interior de cada planeta y permitiendo que un planetoide que se tarda 10 segundos en circunvalar se comporte como tal, sin ningún fallo de detección de trayectorias y, sorprendentemente, sin que la cámara sea un problema. Aparte, no solo nos encontraremos con planetoides sino también con otros objetos en medio del espacio por los que podremos circular, viendo el resto del escenario que los rodea. El universo, y nunca mejor dicho, del juego, es completamente tridimensional, pudiendo ver las áreas o planetas cercanas a nosotros en todas las direcciones del espacio.
Aparte de tener que avanzar por los planetoides hasta hacer frente, dependiendo del camino que siguiésemos, a uno de los tres jefes finales que estaban presentes en la demo, Super Mario Galaxy también tenía multitud de "aventurillas secundarias". Al principio de la demo, interactuando con el mando, podíamos desencadenar que apareciesen una serie de plataformas arco iris que nos llevaban hasta una vida extra. En un planetoide podíamos jugar al clásico juego de perseguir al conejo dando vueltas alrededor del planeta para ver qué obteníamos tras atraparlo.
En cuanto a las luchas contra los jefes finales, combinan la habilidad con las plataformas con los puzzles, como es de esperar. En uno de ellos, una gigantesca máquina que ocupaba casi todo un planeta, teníamos que subir hasta su parte de arriba y luego hacer que las balas de cañón impactasen en su punto débil, una especie de faro, que finalmente liberaba la estrella. Otro de ellos era una gigantesca araña cuyas telarañas teníamos que usar para impulsarnos –usando la detección de movimiento como un arco-, golpear sus patas y, una vez estuviese de espaldas, impactar en su espalda. El tercero, era una especie de pulpo gigante, sumergido en un lago de lava, que no paraba de lanzarnos bolas de fuego, que teníamos que esquivar y, usando el mando de Wii, devolvérselas.
Gráficamente el juego era posiblemente lo más vistoso de Wii, no tanto por Mario, que estaba modelado y animado más o menos como siempre, aunque obviamente con más polígonos y detalles, sino por los escenarios, pequeños planetas dentro de un gran universo que se ve en todo momento, con multitud de elementos y objetos que reaccionan ante Mario y con los que se puede interactuar. El diseño de escenarios, enemigos y jefes finales estaba muy logrado, siguiendo la línea redondeada y colorista de los juegos de Mario.
Mario Galaxy quizás a primera vista no llame tanto la atención como el nuevo Zelda, tan esperado, o como Metroid Prime 3 y su sistema de apuntado como en un juego de pistola, pero es hasta ahora, y con permiso de Wario Ware, el juego que hace un uso más original y constante del mando de Wii, sumando a la jugabilidad clásica de Mario –saltos y carreras en un entorno perfectamente diseñado- un nivel de interacción con el escenario y una gran libertad a la hora de solucionar cada pequeña situación. Esperemos que esté listo para el lanzamiento, o para los primeros meses de vida de la consola.
