Un policía muere en acto de servicio y al darse cuenta de que ya es el alma de éste, descubre que deberá investigar su propio asesinato para descansar y reencontrarse con su mujer, también muerta. Podemos decir que nos encontramos ante un concepto que pinta bien tanto en la narración como en una jugabilidad, que sin duda tendrá bastante que explotar en cuanto al mundo fantasmal. Y sí, los primeros compases, a los que pudimos jugar en una polvorienta casa londinense, afirman lo que comentábamos antes, aunque no pudimos explorar del todo estas posibilidades, quizás por ser el principio del juego.
Una muerte anunciada
Tranquilos, no es un spoiler, o si queréis sí, pero tampoco es nada que no pudieseis imaginar ya. La introducción nos muestra retazos de la historia del protagonista cuya mala vida va dejando señales en su cuerpo en forma de tatuajes. Lo siniestro de estos dibujos en la piel cambia cuando conoce a Julia, la que será su mujer, para mutar en una vida en la que él, después de un pasado más que turbio, se convierte en policía. La intrusión de Julia ya denota un punto "clasicón" que convierte a la chica en punto de inflexión para él, de la oscuridad a la luz, "bala perdida encuentra a chica bien y encarrila su vida…" pero ella muere, y ahí las cosas empiezan a ir mal. Tiempo después asistimos a una escena en la que Ronin asiste a una llamada requiriendo sus servicios, y lo siguiente que vemos es como cae de una ventana al vacío. Cristales rotos. Impacto seco. Silencio. Muerte.
En la cinemática de la caída descubrimos la figura a la que perseguiremos durante el juego, responsable de otro número de muertes, y que aprovecha para bajar y rematarnos con nuestra propia pistola cuando estamos intentando adivinar qué es lo que pasa con nuestro cuerpo. Con el cadáver tirado en el suelo y el alma intentando encajar en él, el misterioso asesino desaparece y ahí empezamos nuestra aventura como espíritu.
Los primeros pasos no van más allá de un simple tutorial para aprender lo que ahora nos sucederá como fantasmas. La interactividad con el mundo cambia por completo y todo lo que antes podíamos hacer como humanos, ahora no podemos hacerlo como fantasmas. Así, será imposible entrar en casas cuyas puertas y ventanas estén cerradas, pero a cambio podremos atravesar paredes, poseer personas e influenciar sus mentes además de leer sus pensamientos.
Entre paredes y deducciones
Cuando hablábamos de concepto en las primeras líneas de estas impresiones, lo hacíamos pensando en estas habilidades propias del fantasma, el tema de atravesar paredes y poseer personajes está muy bien traído e introducen nuevas formas de investigación a la hora de ir descubriendo nuestra vida y muerte. Solucionar enigmas hará que tengamos acceso a nuevas cinemáticas y partes de una historia que recibimos a retazos además de entrar en las vidas de otros personajes. Sí, habrá misiones secundarias que nos permitirán usar nuestras recién aprendidas habilidades para solucionar otros problemas que no nos incumben. Ronin como policía aún tiene deberes, y ayudará a espíritus a aclarar sus muertes para dejarles vía libre al otro mundo. En su propio camino a ese destino solucionaremos suicidios, asesinatos, engaños y muertes que hasta el momento se han mantenido ocultas tras vecinos desconfiados, viejas fotos, documentos extraviados y elementos que iremos desbloqueando mediante deducciones.
La visita a la calle y al bajo del edificio en el que hemos muerto nos servirá para hacernos con los controles y la forma de interacción con los vecinos y demás policía. Ahí oiremos los primeros pensamientos y leeremos las primeras notas a través de los ojos de otros. Además también empezaremos a ver como las deducciones aparecen para relacionarlas conforme "visitemos" nuevos cuerpos y mentes permitiéndonos llegar a una deducción final. Entre pisos y pasillos no estaremos solos, también nos enfrentaremos a los demonios, una suerte de espectros que tendremos que evitar si no queremos… volver al punto de control.
Quizás esta es una de las incongruencias del juego, ya que morir del todo no podemos y tendremos que realizar una extraña maniobra con la que eliminarlos o, por el contrario, acabar con ellos con una vista espectral que nos muestran donde están en cada momento para esquivarlos, así de sencillo. Su presencia en los primeros capítulos no va más allá de lo anecdótico y podría haber incorporado un elemento mucho más dinámico si no fuese tan fácil pasar de largo.
Después de recopilar pruebas, visitar decenas de mentes e inducir según que recuerdos en la mente de los vecinos que poseemos llegará el momento de obtener la deducción final. El sistema, aunque muy visual, es muy sencillo al principio. A falta de ver la propuesta en su totalidad, los dos primeros episodios nos parecieron de una dificultad asequible.
Gráficos fantasmales
Pese al buen concepto, Murdered no entra por los ojos a nivel gráfico. Quizás el apartado visual es el que menos llama la atención, con buena ambientación pero poca espectacularidad. Mientras nuestro protagonista goza de un rendimiento gráfico bien resuelto, los entornos en ocasiones resultan poco interactivos y los secundarios que no intervienen solo decoran. Pasaremos por su casa, los veremos jugar a cartas, leer, reflexionar sobre la vida, pero no aportarán nada a nuestro "viaje".
En cuanto a las pruebas lo gráfico contribuye a ello mostrándolas semitransparentes y convirtiéndolas en visibles una vez las "revelamos". El juego las concibe ante nosotros como trozos de memoria olvidados, que nos servirán para acumular pistas. También intervienen los gráficos en el punto más característico del fantasma, la capacidad de atravesar paredes. Este tema lo soluciona bien Murdered y crea una sensación jugable muy fluida a la que enseguida nos acostumbraremos. Asimismo, la jugabilidad general podemos afirmar que es bastante sólida y todo se adapta bien para que podamos jugar sin complicaciones. La conexión entre el mundo de los espíritus y el de los vivos se combina bien y en general el título nos gusta en este sentido.
Nos falta ver más
Lo visto de Murdered nos muestra un primer episodio en la calle, donde descubrimos por qué estamos donde estamos y quiénes somos y un segundo que nos mete en liza para descubrir nuestras capacidades como fantasmas recién iniciados además de dejarnos salir, posteriormente a un espacio donde habrá una playa previa a la continuación de nuestra historia. De la historia principal no queremos desvelaros mucho más, a partir de esta caída por la ventana, Ronin empezará a reunir pesquisas que podrían ser más difíciles, atraer más al jugador y no ser tan evidentes. En el concepto Murdered nos gusta, pero deberán darle una vuelta de tuerca más al mundo fantasmal para sacarle todo el jugo a la partida que llevamos entre manos. Sus creadores lo definen como un proyecto que mezcla aventura y acción, en el que lo cinematográfico tiene mucho que decir.
Los procesos de deducción del título de Square Enix se muestran intuitivos en pantalla a través de ilustraciones en las recuperaciones de memoria atrapadas en el tiempo y pensamientos de vecinos que no saben que están siendo poseídos. A Murdered le falta más tiempo para mostrar sus cualidades y calar entre un público que –creemos– se mostrará receloso de primeras. El título cumple en la parte de innovación, en la que somos el fantasma pero tiene mucho margen de mejora en lo visual. En cuanto a la historia, pese a los paralelismos con las viejas historias de fantasmas que tienen que cumplir su cometido en el mundo antes de poder descansar, pensamos que puede funcionar, aunque tendremos que ver el desenlace de Ronin para poder hablar más sobre el tema. De todos modos se trata de un intento valiente a la hora de buscar una narrativa diferente del resto en cuanto al videojuego se refiere. Lo seguiremos de cerca.
