La saga Womrs es una de las que más nuevas versiones ha ido teniendo en los últimos años y, aunque todas ellas conservaban la extraordinaria diversión de la idea inicial, pocos cambios se iban dando hasta que llegó Worms 3D hace ya un par de años. La primera entrega tridimensional de la saga era una cuestión de vida o muerte, pues tal y como ocurrió con muchos juegos, la extraordinaria jugabilidad de la versión original podía perderse añadiendo un eje más.
El veterano equipo Team 17 superó la prueba, tomando además la acertada decisión de simplificar la influencia del viento –que en las versiones beta podía tomar direcciones tridimensionales y por lo tanto variaba muchísimo la trayectoria de los proyectiles hasta hacerla muy difícil de calcular-, y poco después lanzaba una interesante nueva versión subtitulada Forts Under Siege en la que las lombrices no solo tenían que matarse, sino también destruir sus fortificaciones.
Esta auténtica cuarta parte continúa rompiendo con la tradición de Worms –innovar poco- y de hecho introduce novedades muy interesantes, especialmente las orientadas a configurar a nuestro gusto nuestro equipo de fieras lombrices. Dichas opciones ya no solo se limitarán al nombre del equipo y al de las lombrices, sino que podremos elegir el aspecto de éstas entre una gran variedad de estilos, configurando a nuestro gusto la cabeza, los ojos, el cuerpo y las manos.
Hay un gran número de accesorios, y esperamos que en la versión final se incremente, que nos permiten escoger jugar con una lombriz con casco de la Segunda Guerra Mundial, un elegante monóculo y guantes de astronauta, por mencionar un ejemplo. También podremos elegir el repertorio de sonidos de nuestro equipo entre una gran variedad, incluyendo tópicos nacionales como los españoles –que en la beta que jugamos no estaban disponibles-, pero la opción más interesante es la de la creación de armas.
Worms siempre ha destacado por su extenso y original repertorio de armas, con el bazooka o las granadas como estándares, y una gran cantidad de armas y artilugios opcionales como paracaídas, jetpacks, bombas de racimo, mísiles teledirigidos y otras más alocadas como la bomba oveja, la bomba topo o la bomba sagrada. Ahora además tendremos oportunidad de crear nuestras propias armas, de varios tipos –disparables, lanzables o ataques aéreos- y con la munición que deseemos. Podremos, por ejemplo, crear un ataque aéreo que lance gigantescas estatuas de pascua sobre la zona que deseemos. Cada equipo tiene un arma especial, que podremos elegir entre las existentes o crear nosotros desde cero.
Estas nuevas opciones de configuración no cambian el concepto básico de Worms: acabar con el equipo, o los equipos, de lombrices rivales, a base de turnos de unos cuantos segundos en los que podemos utilizar solamente un arma del gran arsenal con el que contamos. Hay sin embargo una serie de cambios considerables con respecto a Worms 3D, especialmente en lo que a jugabilidad se refiere. Ahora el control es mucho más sencillo que en el anterior juego, y el uso de las armas mucho más satisfactorio. El viento, que como decíamos se acabó simplificando en el juego anterior, se ha hecho ahora todavía más sencillo de utilizar, y ya no se convertirá en un inconveniente a salvar con nuestro ingenio sino en un posible aliado en algunas situaciones.
Por otra parte, los gráficos han mejorado notablemente con respecto a anteriores ediciones. La versión que hemos probado, la de Xbox, muestra unos escenarios grandes, llenos de detalles y como de costumbre destruibles en tiempo real, con muy buenos efectos para las armas, un acusado toque cartoon y, sobre todo, un sistema de cámaras que hace un seguimiento muy "dramático" de cada disparo. Los escenarios están divididos en cinco categorías o "temas": Camelot, Jurásico, Árabe, Construcción y Salvaje Oeste, y los mapas generados cuentan todos con un gran sentido del humor e imaginación, aunque tirando, como es de esperar, de todo tipo de tópicos.
Aparte de las posibilidades de creación de armas, Worms 4 incluye también una buena cantidad de herramientas al arsenal de nuestras lombrices, como la flecha envenenada, o la estampida bovina. Además de las opciones multijugador (online en Xbox y PC, a cuatro jugadores en las tres plataformas) y de las habituales opciones de partida rápida o ampliamente configurable, el juego contará también con un modo "historia" para un solo jugador, que no solo nos retará a acabar con el equipo rival, sino que también tendremos que conseguir objetivos como obtener cierto item o destruir cierta estructura.
Con una buena cantidad de mejoras y esta vez sí que completamente adaptado a las tres dimensiones, Worms 4, que estará en las tiendas en unos días, intentará recuperar el prestigio de la saga, un tanto cuestionado tras demasiadas entregas en dos dimensiones que no aportaban demasiado, y más recientemente tras la decepción que supuso Worms Forts Under Siege. Esta cuarta entrega retorna a las raíces de la saga para basar su desarrollo, aparte de variaciones, en la premisa básica de acabar con el enemigo con un gran repertorio de armas a nuestra disposición. Además, las altas posibilidades de configuración, y sobre todo el nuevo modo de creación de armas, pueden alargar considerablemente la vida de un juego que promete ser increíblemente divertido en multijugador y en la red.
