No dejes que te intimiden esos ojos de "voy a quemarte la casa como no me obedezcas" que tienen los caballeros de Lodis. Bajo ese escudo de metal se esconden unas criaturas vulnerables. Tu heráldica nos esperanza.
A Ogre Battle le persigue un mal fario. Pese a que es una saga bastante veterana en el mundo de los videojuegos, nunca ha llegado a Europa distribuido oficialmente, puesto que más de uno lo habrá conseguido en los mercados de importación. Primero se achacó este hecho a que los occidentales no estaban preparado, aun, para este tipo de programas, que tan locos vuelven a los japoneses. Una vez olvidados estos absurdos prejuicios, y cuando, por una vez, había una oportunidad de ver la serie creada por Quest en España, los señores de Nintendo Europa inician una política de distribución para N64 un tanto caótica y favoritista que incomprensiblemente le deja a las puertas del Arco del Triunfo. Lamentable.
Ahora parece que las cosas vuelven a estar de cara. Advance Wars de Intelligent Systems también es un juego extraño, al menos para los europeos, y bien hondo que ha calado. Es por eso que en Vandal guardamos la esperanza de que, algún día, Nintendo decida distribuir Knights of Lodis para Game Boy Advance, el último título que Quest desarrolla al lado de Atlus, puesto que ahora pertenecen a la todopoderosa Square. Rezaría si no fuese agnóstico.
El argumento de Knights of Lodis parte del proceso de imposición de una religión a una pequeña comunidad. Durante la oleada de crímenes por parte de los caballeros de Lodis, quienes son dibujados como los malos de turno, se suceden escenas realmente dramáticas en las que aparecen cadáveres bajo una lluvia que cae como lágrimas de toda una civilización a punto de extinguirse. En este punto interviene el usuario, encarnando a un oficial de este ejército que comienza a sospechar de su propio bando y cree que se está tramando una conspiración en su propio seno.
Esbozado el argumento, vamos a contar como funciona el juego. Para empezar, debemos remarcar que se trata de una mezcla entre RPG y Estrategia que va imbricándose a medida que se desarrolla la historia. Entre poblado y poblado tendremos que realizar una serie de batallas meticulosamente planeadas. Además, la interacción con los habitantes de cada aldea será fundamental para progresar en la aventura. Todo ello, junto, da como resultado un título de lo más atractivo en planteamiento y que, según cuentan las primeras críticas, se ve refrendado una vez en acción.
El combate se plantea en una especie de tablero seccionado en forma de parrilla. Los dos bandos que van a enfrentarse sitúan sus hombres en varias casillas, dependiendo de como se haya entrado en la batalla. Se tiene en cuenta, también, la colocación de cada personaje y el terreno; esto significa que la consola procesa los desniveles para posteriormente representarlo en la pantalla del combate. Esto no es un detalle meramente gráfico, pues influirá en el desenlace, como sucede en el antes citado Advance Wars.
Los personajes tienen un rango de acción determinado. Por ejemplo, el protagonista del juego podrá moverse por más cuadrículas que algunos de sus soldados en un mismo turno. Para averiguar cuanto es esto, habrá que pulsar sobre el héroe (al que nombraremos previamente en el menú inicial) y a partir de aquí actuar en consecuencia. Por supuesto, no pueden escalarse desniveles demasiado pronunciados, así que para estos casos habrá que tener la fe de que alguno de nuestros arqueros lance una flecha o, en el mejor de los casos, que el hechicero haga uno de sus sortilegios.
Para atacar cuerpo a cuerpo habrá que estar, lógicamente, a la misma altura que nuestro rival y justo al lado. Asimismo, lo mejor no será ir a dar mandobles sin sopesar todas las posibilidades, pues entrar de frente a un enemigo implicará que él podrá contraatacar en el mismo turno en que tú le hayas golpeado, por lo que puede contrarrestar el daño que le hayamos hecho e incluso superarlo. Si por el contrario lo hacemos por detrás, no tendrá tiempo de detenerlo, ni esquivarlo y ni mucho menos de volverse. Esperará a su turno y entonces se vengará, siempre y cuando no haga pifia, claro.
El componente táctico también tiene su presencia. Mientras que nuestros compañeros suelen enfrentarse a cualquiera que les parezca correcto, nosotros podremos centrarnos en el líder, la muerte del cual puede ser razón suficiente para que termine la batalla y sus vasallos se larguen por patas antes de correr con la misma suerte. Así pues, no sólo deberemos meditar bien como atacamos y desde donde, sino a quien y cuando. En definitiva, Tactics Ogre Battle es un juego muy profundo que requiere horas de práctica antes de que todos estos cálculos se hagan intuitivamente. Veremos si cuando tengamos la versión PAL el juego nos lo permite.
Como en todo juego de rol, Tactics Ogre Battle tiene un sistema de progresión de experiencia que definirá a nuestro personaje. Cada vez que hagamos daño a algún enemigo, se nos indicará cuantos puntos de experiencia hemos acumulado en la acción. De este modo, para poder aumentarla con mayor rapidez lo mejor será realizar ataques variados y desde ángulos en donde no podamos ser contraatacados. Hay que tener en cuenta que se nos está permitido hacer uso de ítems que hayamos comprado, ya sea con facultades curativas (para uso propio o altruista), ofensivas (hechizos, por ejemplo) o aumentativas (para potenciar la fuerza de las armas). También podremos usar magias que hayamos aprendido (todo depende de hacia que estilo queramos enfocar al héroe) o, sencillamente, pasando de turno, lo que en definitiva no sirve de nada, a menos que tengas algún maleficio encima que no te permita actuar.
Tactics Ogre Battle tiene un diseño visual al que los anglosajones gusta de llamar "deformed", pero que nosotros podríamos catalogar sencillamente como "cabezones". Los personajes son pati y braci cortos (salvo por la efigie que representa su rostro), y tienen una cabeza bastante grande que se sale un poco del cuerpo. No es nada realmente especial porque en muchos de estos juegos se emplea este mismo estilo.
En visión de RPG, esto es, cuando no combatimos, los decorados están mucho más elaborados y la paleta de colores es más viva. Cuando hay combate, destaca la variedad de superficies distintas, con arena, hierba o agua, y la morfología del terreno, bastante más variada que de la otra manera. Los personajes siguen siendo igual, es decir, que el juego no usa dos motores distintos para cada situación, así que no se producirán cambios repentinos sin mucho sentido.
El lanzamiento en el viejo continente de Tactics Ogre Battle es cada vez más posible. La nueva política de Nintendo está dando oportunidades a joyas que hace unos años se hubieran quedado en su país de orígen. Baste decir que ya hay en la calle títulos como Advance Wars y que, en el futuro, se distribuirá Doshin the Giant para GameCube, lo que no deja lugar a dudas de que casi con toda probabilidad veamos el juego que nos ocupa por estos lares. Hasta que ese momento llegue, lo mejor sería ir afilando nuestras espadas para la hora de la verdad.
