Seiken Densetsu es una saga que se dio a conocer en fuera de Japón gracias, principalmente, a su segunda entrega, el juego de Super Nintendo titulado en occidente Secret of Mana, y que tuvo distribución europea –España incluida- en un momento en que los juegos rara vez llegaban en algún idioma que no fuese el inglés. Pese a ello, consiguió ganarse a toda una legión de fans que esperaron ansiosos años más tarde una conversión del magnífico Seiken Densetsu 3, llena de novedades, que nunca llegó a abandonar las tierras niponas. Por suerte, sí salió de allí Legend of Mana, para PlayStation, otro gran juego que seguía las premisas que habían marcado desde el principio a esta saga de Square: action-rpg, un astuto sistema de menús y magias, varios personajes controlados simultáneamente y, cómo no, una excelente opción multijugador que dio horas y horas de diversión. Pero, ¿y el primero de todos?
De orígenes modestos
Parece mentira, pero no todos los seguidores de esta saga saben que el que la inauguró fue un casi desconocido título de Game Boy: Mystic Quest (Final Fantasy Adventure en Estados Unidos y, por supuesto, Seiken Densetsu en Japón). Algunos incluso recordarán reviews no del todo favorables en las revistas del sector, ya sea por la barrera idiomática, un aspecto técnico no demasiado brillante en realidad, o porque en aquellos años este tipo de juegos no eran todavía muy apreciados ni entendidos. Basta, sin embargo, rememorar las sensaciones que logró ese juego en el público de la época y la curiosidad y fascinación que logra despertar todavía en el actual... no cabe duda de que el videojuego, sin duda, tenía grandes virtudes que, seguro, se encontrarán de nuevo en esta versión remozada.
Sea como fuere, ahora tenemos la posibilidad de (re)descubrir este gran título de una manera muy especial, y es que durante estos años, en las sucesivas entregas que componen toda la leyenda del Árbol del Mana, el sistema de juego y el planteamiento estético ha ido evolucionando, y este remake se beneficia de todos estos cambios. Basta comparar los gráficos de Sword of Mana con los del original para ver que no sólo ha habido un salto cualitativo, sino que todo el planteamiento plástico ha sido tomado de las últimas entregas, creando entornos de gran belleza y con muchísimos detalles. Podremos ver las casas desordenadas, llenas de detalles, y unos personajes muy bien caracterizados y definidos, ofreciéndonos uno de los mejores aspectos gráficos de la portátil de Nintendo. Las animaciones no se quedarán atrás y, si bien es cierto que algunas podrían ser mejores, cumplen a la perfección y en más de un momento nos harán sonreír con ese toque de humor japonés que le han inyectado, y que los viejos sprites monocromos no permitían.
La música es también muy agradable, rescatando temas ya clásicos en la saga (naturalmente, han sido remasterizados) de gran calidad para lo que nos ofrece normalmente la GBA (sobre todo, si usamos unos auriculares y prescindimos del pobre altavoz que incorpora la consola), si bien es cierto que, las naturales limitaciones técnicas de la portátil provocarán algún altibajo de pequeña importancia, pues todo el aspecto artístico y técnico ha sido cuidado con mucho mimo por su desarrolladores.
Viejas virtudes, nuevas promesas
No pocas personas consideran que lo más importante a la hora de crear un remake es lo estrictamente técnico (y, más concretamente, el apartado gráfico), y tal vez no les falte razón, pero Brownie Brown, el estudio que se ha encargado de Sword of Manano se ha limitado a eso. De hecho, como ya hemos señalado, el juego se aprovechará de la evolución que ha ido teniendo la saga a lo largo de los años, pero no sólo en lo técnico, sino también en lo jugable. Así, Sword of Mana incorporará el ya clásico menú en anillo de la saga, un sistema muy accesible, pero que permite, asimismo, al jugador avanzado un uso rápido y extensivo de éste, facilitando el acceso a los objetos, armas y magias que irá consiguiendo, algo muy necesario dado el alto componente de acción y destreza presente en las batallas. Otra de las novedades jugables será el paso del día a la noche –no en tiempo real–, algo que influirá no sólo en los escenarios (las ventanas de las casas iluminadas por la noche; el degradado de colores durante el atardecer…) sino en el tipo de enemigos a los que nos enfrentemos, o al estado de estos, de manera que no nos extrañará encontrarnos con algunos durmiendo en el bosque. Además, y como no podía ser menos, no siempre estaremos solos en el juego (estar acompañados es, de hecho, una de las marcas distintivas de la saga), y nuestro compañero será controlado por la CPU, si bien tendremos la oportunidad de alternar el control entre los diferentes personajes, según nos convenga, lo que nos proporcionará una profundidad de juego que va más allá de lo anecdótico, pues en algunos casos, la ventaja de un personaje sobre otro en momentos precisos puede ser determinante.
Las primeras impresiones que transmite el juego son, por tanto, muy positivas, pero, ¿basta esto para atraer a quienes ya conocen Mystic Quest? A ellos tal vez les atraiga más el saber que se ha dado un nuevo aire a todo el aspecto narrativo del juego, incorporando varias novedades al respecto que lo hacen mucho más profundo y atractivo de lo que permitía la vieja portátil de Nintendo. Habrá cambios en el guión, giros inesperados que sorprenderán a los que conozcan la historia, momentos llenos de tensión, y un aprovechamiento de todas las técnicas empleadas en el juego orientadas hacia una mejora real de la experiencia jugable, incluyendo una intro hecha con el motor del juego que nos narra el pasado del personaje que hayamos escogido (el chico o la chica) con lo que la inmersión del jugador en Sword of mana es mucho más intensa desde el primer momento.
La combinación de elementos clásicos recuperados para este remake, así como la inclusión sin complejos de todas las novedades que han ido considerando oportunas, da un conjunto que parece augurarnos un juego lleno de virtudes que, esperemos, podamos disfrutar pronto.
