Análisis de Need for Speed Rivals (Xbox 360, PS3)

Nota: este análisis pertenece a las versiones de Xbox 360 y PlayStation 3, el análisis de la versión de nueva generación, Xbox One y PlayStation 4, lo publicaremos en los próximos días.

La larga travesía de Need for Speed por la actual generación de consolas ha estado llena de altibajos, un reflejo de la propia serie, una institución en el mundo de los videojuegos capaz de lo mejor y de lo peor. Desde el estreno en 2005 para Xbox 360 con Need for Speed: Most Wanted, una entrega de la que guardan un grato recuerdo multitud de jugadores, pasando por los olvidables NFS: Carbon (2006), NFS: ProStreet (2007) y NFS: Undercover (2008), no fue hasta 2010 con Need for Speed: Hot Pursuit cuando la serie volvió a estar a la altura de su nombre, con un juego excelente. Los culpables de esto fueron los británicos Criterion Games, los creadores de la inolvidable saga Burnout, que dejaron de lado a su primogénito para hacerse con las riendas de una serie que llevaba ya demasiados años dando bandazos.

Tras este, llegó el experimento fallido de Need for Speed: The Run, un traspiés tan gordo que propició el cierre de EA Black Box, los responsables de la serie desde prácticamente la última década. El año pasado Criterion volvió a la carga con Need for Speed: Most Wanted, una secuela encubierta de Burnout Paradise, un juego que literalmente nos encantó, aunque no fue del gusto de todos, y menos de los que se esperaban un sucesor espiritual del Most Wanted de 2005, con una historia con tipos malos y chicas florero, tuning, música molona y todas esas cosas tan de moda por entonces.

Los encargados este año de traernos Need for Speed –una saga que irremediablemente se ha vuelto de carácter anual-, son Ghost Games, un nuevo estudio sueco formado por exempleados de Criterion y DICE, algo que suena muy bien sobre el papel, y que también se ha traducido en la práctica, con un genial juego de conducción arcade, impropio de un estudio de reciente creación, con el que demuestran un profundo conocimiento del género, con un diseño pensado, cuidado hasta el mínimo detalle, repleto de buenas ideas y aciertos, siempre al servicio de la diversión.

Resumido de manera rápida y superficial, Need for Speed: Rivals es una mezcla perfecta de los dos últimos juegos de Criterion, NFS: Hot Pursuit y NFS: Most Wanted. Del primero coge sus vertiginosas persecuciones entre corredores y policías, en el que ambos bandos además de la pericia al volante debían usar todo tipo de tecnología para hacerse la puñeta, y del segundo toma prestado su estructura de mundo abierto, lleno de cosas por hacer y de tiempos y marcas que batir de tus amigos. A este cóctel le añaden algo bastante original y que parece se convertirá en norma en los próximos años: derriba de una patada la clásica barrera entre el modo para un jugador y el multijugador online, estando ambos mezclados en una única y compacta experiencia.

El juego nos da la bienvenida con unos abundantes y un poco agobiantes tutoriales que quieren explicarlo todo demasiado rápido –se podrían haber introducido de manera más progresiva y menos agresiva-, y una vez superados, tanto en el bando de la policía como en el de los corredores, nos sueltan de la mano para que juguemos como nos plazca, con una enorme cantidad de contenidos y posibilidades a nuestra disposición. Se divide en dos campañas totalmente diferenciadas, la de los policías y la de los pilotos, con sus propias misiones, desbloqueables e historia, aunque comparten los coleccionables, como los saltos, los radares y las zonas de velocidad.

Como pilotos nuestro objetivo es obtener SpeedPoints para comprar mejores coches, mejorar sus prestaciones –resistencia, robustez, control, aceleración y velocidad punta- y personalizar su aspecto –pintura de la carrocería y las llantas, franjas, vinilos, matrículas, etcétera-. La manera de hacerlo es compitiendo en carreras ilegales y huyendo de la policía, pero ojo, hay que volver a las guaridas de vez en cuando a dejar los SP, porque si nos detienen perdemos todo lo que hubiéramos acumulado.

Aquí entra en juego una apuesta personal de cada jugador, cuánto deseas arriesgar aumentando el multiplicador de puntos antes de volver a la guarida. El objetivo como agentes de la ley es justamente el contrario, impedir que los pilotos campen a sus anchas por el enorme condado de Redview, arrestándoles y con ello arrebatándoles los SpeedPoints que hubieran ganado. Los policías también ganan SP, pero estos solo sirven para comprar tecnologías de persecución, ya que en el bando de "los buenos" los coches se desbloquean gratuitamente cada vez que subimos de rango.

Los pilotos no deben de perder en vista el nivel de presión policial, un indicador que te dice cuántas ganas tienen los maderos de atraparte, que se calcula en relación al modelo de coche que conduces y los puntos que llevas acumulados. El nivel de presión sigue aumentando hasta que entras en una guarida, y tienes que saber que tanto para la IA, como para otros jugadores, eres una golosa recompensa si llevas muchos SP encima, por lo que debes andarte con cuidado si no quieres verte asediado de repente por multitud de policías, con molestos helicópteros de apoyo incluso.

Las guaridas y los puestos de mando, los "hogares" de los pilotos y la policía respectivamente, es donde puedes cambiar de coche y comprar otros nuevos, mejorarlos, personalizarlos y equiparlos con tecnologías de persecución. Para entrar en una guarida basta con apretar un botón, incluso en medio de una persecución, y cuando salimos de ella podemos elegir el punto exacto del mapa en el que queremos aterrizar, por ejemplo algún tipo de carrera o desafío en concreto, por lo que moverse por el mundo del juego es bastante cómodo y para nada tedioso.

Hay diferentes tipos de pruebas dependiendo de si encarnas a un piloto o a un policía, pero muchas de ellas son comunes. Tenemos las Carreras que no necesitan explicación, Contrarreloj, teniendo que batir un tiempo, Hot Pursuit, que son carreras en las que la policía se mete de por medio y su objetivo es acabar con los pilotos mientras estos intentan ganar la competición, Interceptor, policía contra piloto, en el que uno intenta dar caza y el otro escapar, Intervención rápida, una prueba para la policía en la que hay que llegar a un punto del mapa a contrarreloj sin chocarte, ya que esto te suma segundos de penalización, Frente a frente, dos pilotos que se cruzan en la carretera y se desafían creándose una ruta o carrera en tiempo real, o algo muy parecido llamado Persecución, que se puede activar en cualquier momento si somos un policía y nos cruzamos con un corredor, iniciándose un duelo.

Pueden parecer muchos tipos de pruebas, pero a la hora de la verdad se hacen un poco repetitivas, tenemos la sensación de estar haciendo siempre más o menos lo mismo, aunque por suerte la manera de progresar en el modo historia es muy inteligente, y no se limita a ir superando una y otra vez estas pruebas, sino en ir completando las SpeedList de cada capítulo. Una serie de varios desafíos que en el caso de los pilotos se ordenan por tres tipos: Carrera, Persecución y Conducción, y en el caso de los policías por Patrulla, Incógnito e Intervención. Este nombre nos indica el tipo de desafíos que nos vamos a encontrar dentro de la lista, por ejemplo en una de Conducción nos van a pedir cosas como alcanzar una velocidad máxima durante un tiempo determinado, acumular un número de segundos en el aire, derrapar centenares de metros, o conducir mucho tiempo en sentido contrario, todo relacionado con nuestra habilidad al volante.

En una lista de Persecución nos piden que embistamos a la policía de determinadas formas, escapar un número de veces, ganar varias pruebas Hot Pursuit, o alcanzar un nivel de presión policial determinado. Y en una lista de Carrera, tenemos que ganar duelos contra otros pilotos, golpearles, y en definitiva, todo lo que tiene que ver con la competición y la revalidad entre pilotos. Estos tres tipos de listas nos permiten avanzar por el modo historia como queramos. Una vez completada una SpeedList, debemos volver a la guarida y activar una nueva, teniendo siempre tres tipos para elegir. Cuando completamos una lista subimos de rango –lo que desbloquea nuevos coches u objetos de personalización-, y si completamos tres listas, pasamos al siguiente capítulo, momento en el que se nos muestra un vídeo que pretende narrarnos una especie de -anecdótica- historia. Una vez nos pasemos el juego, podremos aprovechar para jugar todas las SpeedList que nos hubiéramos dejado, que son muchas, y así intentar alcanzar el rango 70, por lo que hay juego para rato.

Todos los contenidos de este un poco mal llamado modo historia se pueden disfrutar tanto jugando solos y desconectados a internet, como en línea. Podemos jugar en partida pública, conectándote con jugadores de todo el mundo que tengan un nivel parecido al tuyo, solo jugar con amigos, o directamente en partida privada. El juego está tan bien diseñado que la experiencia no se resiente jugando solos, es igual de divertido, la IA se comporta a su libre albedrío y nos ofrece retos constantes, aunque claro, los mayores desafíos y las situaciones más locas las encontraremos si nos enfrentamos a otros jugadores, ya sean pilotos o policías.

Puede que tengas un momento en el que te apetezca progresar en la historia y dejar de ver a otros pilotos hacer el cabra, que te desafían constantemente, o policías que no dejan de incordiarte, por lo que puedes pasar rápidamente a partida privada. Si tienes ganas de guerra y echar un buen rato, jugando en línea es como te lo pasarás mejor. Es todo un acierto que el diseño del juego no se resienta por jugar solos o acompañados, siempre es igual de bueno. Hay buenas ideas por todas partes, como el EasyDrive que ya vimos el año pasado en Most Wanted, que ahora es más útil que nunca, ya que además de poder elegir que nos indique la ruta más rápida a cada prueba, nos salvara el pellejo en más de una ocasión al indicarnos el camino a la guarida más cercana, para dejar el dinero, o a un taller, donde podemos reparar rápidamente el coche. El acertado y adictivo Autolog también sigue presente, y nos compara constantemente con nuestros amigos de PlayStation Network y Xbox Live, lo que pica bastante a jugar y superar sus marcas, ya sea el tiempo en una carrera o la longitud de un salto.

Todas estas buenas ideas y aciertos diseño no servirían de nada sin una buena jugabilidad, y aquí también han dado en el clavo, con un control perfecto y extremadamente arcade, del que prácticamente te olvidas centrando toda tu atención en los pilotos, la policía y las divertidas persecuciones y carreras. El mapa es enorme, incluso más grande que el de Most Wanted, y cada carretera está diseñada para no ser frustrante, amplias avenidas que nos permiten derrapar y correr a nuestras anchas, sin preocuparnos demasiado del tráfico, -demasiado escaso la verdad-, u otros elementos con los que podamos chocar.

En las persecuciones y las carreras juegan un papel muy importante la tecnología, distintos gadgets con los que podemos atacar o defendernos de nuestros rivales, en detrimento del cuerpo a cuerpo, menos decisivo y peor resuelto que en Most Wanted. Al igual que otros aspectos del juego, estos dispositivos están bien pesados y ninguno desequilibra la jugabilidad. Como pilotos podemos usar un campo electrostático, que protege nuestro coche contra minas y bloquea el fijado de blancos, además de asestar una descarga a quien toquemos, el PEM que fija a un blanco y le dispara un pulso electromagnético, un inhibidor, que te protege de ataques y provoca interferencias en los rivales, una onda de choque, lanzar minas, o activar un turbo extra, aparte del nitro. Como policías además de algunas de estas tecnologías, podemos usar un ariete que se dispersa desde el frontal del vehículo, lanzar bandas de clavos, o llamar a helicópteros de apoyo, entre otros.

Los coches como es tradición en Need for Speed no son excesivamente abundantes pero sí muy lujosos y espectaculares, y son diferentes entre la policía y los pilotos. Después de muchos años de ausencia vuelve la marca Ferrari a la saga, acompañada de los habituales Porsche, Aston Martin, BMW, Mercedes-Benz, Ford, Audi, Lamborghini, Maserati, McLaren, etcétera. Como ya hemos comentado anteriormente, a los amantes del tuning les encantara que vuelva la personalización, que sin dejarnos total libertad para modificarlos, sí nos dejan cambiar multitud de aspectos de los vehículos, como colores y vinilos, y eso sí solo en el caso de los pilotos, no de la policía.

El apartado gráfico tiene sus luces y sombras, ya que utiliza el Frostbite 3, un motor gráfico que ha demostrado todo su poderío en PC, PlayStation 4 y Xbox One, pero que a Xbox 360 y PlayStation 3 se les queda un poco grande. Decimos esto porque aunque el juego luce bien, con una buena iluminación y un logrado ciclo de día y noche, y cantidad de elementos en pantalla sin que la tasa de imágenes por segundo se resienta demasiado -aunque sí, le cuesta mucho mantener los 30fps-, esto se cobra un elevado precio a veces en el resultado visual. Con multitud de dientes de sierra, popping, clipping, borrosidad de texturas y falta de resolución, algo que en un juego como este es importante, ya que a veces no vemos con claridad el horizonte y lo que está por venir, costando distinguir los coches a distancia, algo bastante grave. Most Wanted, sin usar un motor tan ambicioso era más consciente de las limitaciones de las consolas actuales, y contaba con un apartado gráfico más nítido y en líneas generales más redondo.

Los efectos de sonido están muy logrados, tanto el ruido del motor de los coches, las voces en castellano que se escuchan por las emisoras de la policía, o el sonido ambiente en general, que suena de manera convincente y contundente, como por ejemplo cuando está comenzando una tormenta. Es el apartado musical el que no nos ha gustado absolutamente nada, ya que han apostado por sonidos electrónicos muy extremos, con abundancia de dubstep, esa "música" tan de moda que entendemos guste a muchos jóvenes, pero que también repele a un gran porcentaje de la población. Las bandas sonoras en un aspecto que Electronic Arts suele cuidar bastante en sus juegos, ofreciendo temas musicales de grupos consagrados y otros desconocidos o indies que descubres con agrado, siempre tocando diferentes palos, desde el rock a la electrónica, para gustar al mayor espectro de público posible. Aquí en su decidida apuesta por unos ritmos muy concretos creemos que han patinado, aunque siempre nos queda el recurso de usar la música que tengamos en el disco duro de nuestra consola.

Un gran arcade

Por segundo año consecutivo la saga Need for Speed vuelve a dar en el clavo, con un bello y variado mundo abierto, divertidas persecuciones entre pilotos y policías y un modo online que se fusiona con la experiencia para un jugador para ser todo uno. Una jugabilidad muy cuidada, ideas de diseño bien pensadas y ejecutadas, bastantes contenidos y posibilidades, y en definitiva uno de los mejores arcades de conducción del año, que puede que reconcilie con la serie a algunos aficionados que estaban un poco desencantados y que echaban de menos aspectos como el tuning. Quizás por falta de experiencia y tablas, carece de ese plus de elegancia y talento de los juegos de Criterion, un "algo" intangible que es capaz de convertir un juego notable en uno sobresaliente. En cualquier caso Ghost Games han realizado un genial primer trabajo, lo que nos deja muy tranquilos al saber que la saga estará en buenas manos en los próximos años.