Análisis de Epic Mickey (Wii)

Mickey Mouse brilla con luz propia en el épico regreso del personaje a los videojuegos por la puerta grande.
Epic Mickey
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
9
SONIDO
8.8
NOTA
9
DIVERSIÓN
9
JUGABILIDAD
8.5
Análisis de versión Wii.

Mickey Mouse quizás esté lejos de estar en su edad dorada, o quizás sigue estándolo y los años nos alejan de la perspectiva necesaria para comprender que sigue tan saludable ahora como en nuestra propia infancia. Eso no tiene mucha importancia, pues poca gente puede discutir que es uno de los personajes más icónicos de la industria audiovisual, todo un símbolo de una compañía, un mundo de fantasía, y lo asociamos inmediatamente con todo un universo de ilusiones, buenos momentos, y, en definitiva, 80 años de trayectoria.

Pero del mismo modo, lo que no podemos negar es que su participación en los videojuegos ha estado mucho tiempo de capa caída. Hubo una época, en las 16 bits, en la que los juegos de Mickey Mouse eran una de las grandes envidias de la competencia (Castle of Illusion o Magical Quest, sin ir más lejos), pues representaban juegos divertidos, bien construidos y técnicamente sorprendentes. Poco a poco el ratón perdió fuelle y fue alejándose, o más bien centrándose en propuestas de edutainment y otros productos interactivos para los más pequeños -pero mucho- de la casa.

No es de extrañar, por tanto, que haya quien pueda tener ciertas reticencias ante este Epic Mickey; primero, por el tan estúpido como significativo argumento de que es algo para niños (algo que preocupa mucho a preadolescentes), pero también porque no se asocia ya con grandes videojuegos. Sin embargo, este juego cuenta con la firma de Warren Spector, uno de los gigantes de esta industria, un hombre que ha firmado títulos tan alejados de este juego como los primeros Deus Ex, pero también cosas como System Shock, Wing Commander, Ultima VI, o Thief. Y si alguien con ese currículo se pone a hacer algo con Disney (que, al fin y al cabo, son los dueños de su estudio, Junction Point), las expectativas crecen. Tanto, de hecho, que quizás pueda jugar en contra de Epic Mickey entre cierto público; no en vano, algunas declaraciones iniciales apuntaban a algo tan ambicioso como las promesas -habituales- de la saga Fable, que, todo sea dicho, y como bien sabemos, tienen tendencia a no cumplirse en las dimensiones proyectadas inicialmente.

Es difícil alejarse de esa perspectiva del horizonte de expectativas, pero incluso con ellas, que apuntaban altísimo, Epic Mickey es una de las producciones más relevantes del año, en cualquier plataforma. Y lo hace a través de un sobresaliente trabajo de exploración en el pasado muchas veces olvidado de la compañía, explorando personajes, cortometrajes, y entornos creados por Disney pero que hemos ido relegando al olvido. Ésa es la base argumental de este juego, y resulta en un tributo a la factoría de sueños.

Esto se resuelve, en esencia, en un aventura de acción y plataformas 3D en la que Mickey Mouse tiene que deshacer un entuerto del que, en realidad, él es el culpable. Cuenta con ayuda de los habitantes de este mundo, el Páramo, pero también hay muchos interesados en que fracase. El Páramo es el hogar de las creaciones olvidadas de Disney, empezando por Oswald el Conejo, el que fuera la primera gran estrella de la compañía… pero cuyo trono fue ocupado posteriormente por Mickey.

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El juego, como plataformas, se puede superar en unas ocho horas, pero lo cierto es que a poco que nos pongamos a explorarlo con un poco de profundidad la partida alcanza fácilmente la quincena. Más aún: las decisiones que tomemos influyen en su desarrollo, y en la escena final que veremos, por lo que la rejugabilidad está más que asegurada.

Durante la partida recorremos fases de desarrollo 3D que nos recordarán a versiones siniestras o muy peculiares de algunas de las atracciones más famosas de los diferentes parques de atracciones de Disney, y otras, de corte 2D, inspiradas por completo en cortometrajes clásicos. Todo ello se plasma con un gusto sublime en pantalla, mostrando un trabajo artístico incuestionable, tanto en 3D como en 2D, en el que diseños de personajes y entornos rivalizan con las cuidadísimas animaciones y el derroche de expresividad de su protagonista.

Se trata de una propuesta enormemente creativa que sabe nutrirse de un rico mundo, el de Disney, para a partir de éste componer un universo propio que se sustenta en una estructura interna que, sin revolucionar nada, está bien definida y resulta funcional. Así, en esencia nos encontramos con un centro de distribución, una suerte de mundo central, con mucha exploración, algo de evolución de personaje (aunque, en realidad, sea intrascendente en el juego), búsqueda de misiones secundarias, relaciones con otros personajes, etc. Desde el mismo accedemos a zonas de acción 3D, con plataformeo, enemigos, puzles, etc., y unas zonas de tránsito, que son las secuencias de plataformas bidimensionales inspiradas en clásicos de la animación Disney.

 1

Estas secciones bidimensionales son las más dadas a la nostalgia, pues los referentes de la animación y los dibujos animados son directos. Reconoceremos grandes referentes, como Lonesome Ghosts, pero otros son más desconocidos y curiosos. Sin embargo, no podemos obviar que a estos niveles les falta, en muchas ocasiones, algo de duración adicional -pues resultan muy cortos- y dificultad. En ese sentido, aunque en ocasiones es una combinación 3D-2D muy bien conjugada (aunque no perfectamente mezclada, como en Super Mario Galaxy 2), le falta algo de chicha. En cierto sentido, parecen más orientadas a destacar en lo estético que en lo jugable.

Y es que el peso real del juego está en las fases poligonales, donde no sólo hay plataformas, sino mucho puzle y una buena dosis de acción, hasta llegar a la acción más intensa de los retos finales. Nos iremos encontrando con varios personajes, que nos propondrán misiones principales y secundarias, lo que es el esqueleto de la estructura narrativa y jugable. Muchos de esos retos (o incluso cómo nos enfrentamos a los enemigos) se pueden resolver por dos vías, en una concepción muy maniquea pero válida, una concepción bipolar que se traduce también en el poderoso objeto de Mickey Mouse: su pincel mágico.

En esencia, Mickey oscila entre un lado bueno y malo. Un ejemplo muy temprano es cuando podemos salvar a un personaje, o conseguir un tesoro. Una elección excluye a la otra automáticamente, así que la cuestión es qué vamos a hacer. Sin embargo, debemos insistir en la visión maniquea: la opción buena suele ser muy buena, y la mala, muy mala. No es criticable, pues es algo característico de los cuentos de hadas, casi inherente a su narrativa, pero está alejado de un mundo de grises y matices que hubiese sido enriquecedor.

De esta manera, aunque la elección es algo presente en muchos momentos del juego, resulta simplista en su desarrollo moral. Lo interesante es cuando esa visión dual nos permite salirnos por la tangente y encontrar una solución alternativa que nos permita conseguir ambos objetivos, algo que sucede varias veces en la aventura y que resulta muy gratificante. Puede ser fácil pasarlo por alto y no ser consciente de este nivel adicional de profundidad jugable y moral en la elección, pero tampoco es tan abundante como para considerarlo capital en su estructura.

Lo más considerable, en todo caso, es que hagamos lo que hagamos los premios obtenidos tienen una influencia muy relativa en la cuantía y calidad de los mismos, y resulta poco palpable en la partida. Eso sí, el final del juego varía en puntos clave, así que al final sí que hay un resultado sustancial, pese a que cuesta llegar hasta él para comprender su aportación significativa al juego.

 2

Los niveles de desarrollo 3D están muy bien diseñados, sobre todo porque sin ser enormes están llenos de objetivos secundarios, opciones de desarrollo alternativas, y retos muy bien planteados, con un equilibrio acertado entre habilidad en las plataformas y la acción, y los puzles. En última instancia se trata de llegar hasta la meta, y, por el camino, descubrir algunos secretos, pues -no lo olvidemos- es, en esencia, una aventura de plataformas.

Los puzles, plataformas y enemigos se afrontan no sólo saltando, o girando sobre el propio eje (agitando el mando remoto), sino, como habíamos adelantado antes, con el pincel mágico. Se controla con el puntero, y disparamos pintura o disolvente usando los botones B y Z (gatillos del mando remoto y nunchuk, respectivamente). Con el pincel podemos pintar zonas de dibujos que aparecen borradas, o eliminarlas. Así, podemos reconstruir un puente, o eliminar el suelo bajo unos escombros para quitarlos de nuestro camino. O podemos lanzar disolvente a un enemigo para matarlo, o pintura para convertirlo en un amigo. Todo eso influirá, en última instancia, en el devenir del juego.

Parece que no, pero esto es bastante importante a la hora de enfrentarnos a los enemigos. Si los convertimos en aliados, pueden ayudarnos mucho, pero lo cierto es que pueden regresar a su estado anterior. Del mismo modo, hay una buena cantidad de enemigos variados, y en las pocas ocasiones en las que atacan en grupos elevados puede llegar a ser difícil ir "por las buenas." Incluso hay minienemigos y enemigos finales que exigen planteamientos estratégicos muy concretos. Son momentos muy gratificantes y bien llevados.

 3

Lo que no podemos obviar es que Epic Mickey tiene un problema con el ritmo en los primeros compases del juego. Empieza muy lento, quizás demasiado, sobre todo para un plataformas que no cuenta en realidad con planteamientos jugables de gran complejidad, y su fase de tutorial es demasiado extensa e insistente en algunos aspectos. Luego mejora, y mucho, pero lo cierto es que los primeros compases no son su mejor botón de muestra, algo que puede ser problemático, pues exige algo de paciencia al jugador hasta que el título se abre por completo.

 4

Por otro lado, aunque los gráficos son una maravilla a nivel artístico, y desde luego está a la vanguardia técnica en Wii, la cámara deja bastante que desear. Podemos recolocarla a la espalda de Mickey con el botón C del nunchuk, y es algo que, de hecho, tendremos que hacer mucho. Tiene cierta tendencia, en definitiva, a no saber dónde colocarse para darnos una buena perspectiva, por los ángulos y relación de distancia con el personaje, y hay que trabajar con ella, algo que nunca es deseable.

Los controles, por su parte, responden bien, pero el menú de pausa (menú de opciones, de hecho) queda un poco a desmano, en el botón 2. Es nuestra principal queja, lo que habla bastante bien de las elecciones tomadas. Nos hubiese gustado poder manejar la cámara con algo más de precisión, aunque la cruceta digital hace una función suficiente. Los botones - y + del mando se destinan a los bocetos, y el botón 1 para cambiar a la visión en primera persona. Por supuesto, saltamos con A, teniendo opción de salto corto o largo en función del tiempo de la pulsación, lo que da sensación de respuesta relativamente analógica. Por último, nos movemos con la palanca analógica del nunchuk, y los gatillos y el puntero nos permiten manejar el pincel.

 5

La distribución nos parece la mejor posible para los retos propuestos, aunque en ocasiones parece faltarle algo de suavidad en su respuesta, sobre todo en el caso de los saltos. Esto no da problemas reales hasta, quizás, la recta final del juego. Si empieza demasiado fácil y lento, lo cierto es que el clímax final es el resultado de una curva de dificultad bien trazada, pero que, sin duda, nos pone en problemas. Como los enemigos son duros, abundantes, y en ocasiones están en localizaciones muy puñeteras, y a eso se suman plataformas muy ajustadas, llega a demandar una precisión que no siempre nos da, lo que se combina con los problemas de cámara. Nada imposible, ni realmente frustrante, pero alejado del ideal.

La combinación de estilos artísticos a nivel visual, sus cuidadas animaciones, y buen trabajo técnico, se complementa con un apartado sonoro también de ensueño, salvo por una cuestión muy obvia: la falta de voces. El juego está completamente en español, y eso incluye al narrador, pero los diálogos no tienen voz, sino gruñiditos… y parece que Mickey sin su voz (algo aguda, sí, pero tan icónica como sus orejas, pese a los cambios dados a lo largo de los años) no es tan Mickey. Es una pena que la producción no haya apostado por las voces en los diálogos, sea por la razón que sea. Efectos de sonido y música son, eso sí, una delicia.

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Conclusiones

Epic Mickey es un título magnífico. Como revisión casi erudita del mundo Disney no tiene precio, y como aventura de plataformas es de las mejores que han llegado al mercado en los últimos años. Resulta ingenioso, y está lleno de imaginación y buenas experiencias que, sin lugar a dudas, suplen los defectos que hemos señalado. Sus puntos fuertes, sus virtudes, pesan mucho más, y hacen de éste un juego divertido y sólido que se juega con una sonrisa de oreja a oreja.

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Plataformas:
Wii

Ficha técnica de la versión Wii

ANÁLISIS
9
  • Fecha de lanzamiento: 25/11/2010
  • Desarrollo: Junction Studios
  • Producción: Disney Interactive
  • Distribución: Disney
  • Precio: 49,95 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: 1 DVD
  • Textos: Español
COMUNIDAD
7.56

Epic Mickey para Wii

98 votos
#64 en el ranking de Wii.
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