Análisis de Shinobido 2: Revenge of Zen (PSVITA)
Junto al lanzamiento de Vita además de títulos encumbrados incluso antes de salir como Uncharted Golden Abyss, y adaptaciones de títulos de sobremesa como Ultimate Marvel vs Capcom, también encontramos una serie de juegos que parecen haber cambiado de rumbo en algún momento de su planificación.
Lord of Apocalypse parece uno de esos títulos de forma clara, ofreciendo su entrega en PSP y una adaptación similar en PS Vita. Otros títulos como Army Corps of Hell o este Shinobido 2 sin embargo, aunque no hayan hecho aparición en PSP, el apartado gráfico "canta" a PSP, y de los títulos más regulares. Las desarrolladoras hicieron bien, (o mal según se mire) cambiando de rumbo en un momento dado del desarrollo para ofrecer un título de salida con el mayor volumen de ventas que eso puede suponer, que se lo digan a Ridge Racer. Sin embargo, en la salida de una consola tan potente y con títulos del calibre gráfico de Uncharted o Marvel vs Capcom, esta clase de títulos resaltan por su pobre apartado visual.
Lo cierto es que PS Vita y su resolución cercana a la del iPhone 4 parece hacer magia para mostrar títulos muy regulares con una calidad visual mucho mayor de lo que merecen, pero puestos a observar con lupa nos damos cuenta de que el verdadero trabajo no es tan espectacular como parece mostrarse en algunos casos.
La venganza de Zen y su lealtad cuestionable
Los chicos de Acquire son quizás los mayores representantes de toda esa retahíla de juegos que nacieron con el famoso, largamente recordado, y añorado, Tenchu de PSone. Tras él llegaron muchos más Tenchu´s, Shinobido, Way of Samurai en otra línea…Esta claro que Acquire trabaja siempre con la vista en la katana, aunque quizás la fórmula de los ninjas silenciosos no acaba de adaptarse a los nuevos tiempos renovando la fórmula o incorporando verdaderos elementos atractivos. Más si cabe parece intentar adaptarse siguiendo el desarrollo de otros títulos actuales lo cual parece ahondar más en su crisis.
La historia de Shinobido 2 nos pone en la piel de Zen, un ninja que tras observar cómo un misterioso hombre mataba a su chica, fue obsequiado con un golpe que le dejo sin conocimiento al igual que una cicatriz que bien recuerda a la de famoso mago de Howarts. Tras despertar, y como no podía ser de otra manera, Zen pide venganza, pero no será una misión sencilla, sino más bien serán una serie de misiones independientes ya que el juego se desarrolla a través de diferentes misiones que parecen haber perdido toda conexión con la historia real.
Es decir, tras una breve conversación con nuestro amigo salvador, nos vemos envueltos en una lucha entre tres diferentes clanes que nos contratarán para diferentes misiones. Sin embargo están no tienen lógica alguna. Podremos estar asesinando a un mercader de un clan en una misión y en la siguiente ese mismo clan nos ofrecerá trabajo para robar algo del clan enemigo. Sabemos que la lealtad de un Ninja es algo cuestionable, pero al menos un poco de lógica no hubiese estado de más.
Por otro lado estas misiones no parecen tener nada que ver con la historia principal por lo que cuando volvemos a charlar con nuestro amigo a través de aburridos cuadros de diálogo es posible que sólo entonces recordemos que, sí, teníamos que vengar a alguien ¿no?
Las misiones proporcionadas sin ton ni son por los diferentes clanes variaran las fuerzas de cada uno, convirtiéndose todo en un partido en el que nosotros decidimos la victoria. Estas misiones, para terminar de rematar la jugada, suelen llevarnos en muchas ocasiones a escenarios calcados. La verdadera gracia de este tipo de títulos es quizás investigar la ciudad, encontrar ventanas y lugares por lo que entrar sin ser descubierto. Ocultarse, andar por tejados, entrar, acabar el trabajo y salir sin ser visto. Sin embargo es algo aburrido encontrarnos siempre con un escenario que ya conocemos a la perfección. Es como atracar el mismo banco cinco veces, acaba perdiendo la gracia.
Además el contenido de las misiones también suele ser un calco una vez hayas jugado unas horas. Asesinar a un número de soldados, a un enemigo en particular o robar ciertas mercancías pueden resumir prácticamente el contenido de la totalidad de las misiones.
Así pues misiones y más misiones a cargo de tres clanes diferenciados que parecen olvidar nuestras afrentas anteriores, todo ello en escenarios frecuentemente visitados para repetir las acciones que ya hicimos antes, asesinar, robar y eliminar un número de soldados. La fórmula carece de interés más allá del vicio puntual y el valor añadido que se le incluye a los juegos que utilizan el sigilo.
Ligeros toques innovadores y control desafortunado
A pesar de que el desarrollo del juego quizás haya seguido una de las peores sendas vistas en este género, hay que agradecerle también algunas innovaciones bastante interesantes.
En primer lugar, podremos subir de nivel a medida que ganemos puntos de experiencia, y además de los parámetros clásicos como salud, o velocidad, cabe destacar dos baremos que nos indican la longitud de nuestro gancho o la cantidad de muertes instantáneas. El primero de esos baremos se explica por si sólo si habéis jugado algún título de la saga Tenchu, y hace referencia a la longitud de la cadena que nos permitirá engancharnos y ascender a los diferentes tejados.
El segundo baremo es quizás el que aporta más espectacularidad visual al título. Por ejemplo cuando estamos ante un grupo de dos o tres guardias juntos, podremos realizar una especie de ataque especial para matar de forma rápida y silenciosa a los tres guardas a la vez. Esta técnica se efectúa siguiendo una especie de tiempo bala y los populares Quick Time Event y resulta bastante interesante. Por otro lado para los más puristas puede considerarse un sacrilegio ante la base de este tipo de títulos en los que prima el sigilo más absoluto y no la libre carnicería.
También como novedad se incluye un sistema de alquimia para crear objetos a través de combinaciones de diferentes elementos. Así por ejemplo mientras antes teníamos un objeto que era una bomba y otro un objeto distractorio, combinando ambos elementos podemos crear una distracción que atraerá a los guardias antes de hacer explosión liquidándolos al momento. Este sistema, aunque se presente como algo nuevo, no es más que una variante de las secuencias de programación conocidas, ya que no encontramos un objeto o un comportamiento especialmente inusual. Lo más interesante de este sistema es que mediante la aplicación Near, podremos intercambiar objetos como si fuesen regalos con otros jugadores, teniendo así a nuestra disposición un arsenal heredado.
Por último, otro de los elementos mejorables del título es el apartado de la jugabilidad. Demasiados controles y quizás poco afortunados a la hora de establecerlos. Para sacar la espada se utiliza el mismo botón que correr, pero distinto al de golpear o apuñalar. El gancho se utiliza apuntando mediante el panel trasero y presionando el pad direccional abajo, el botón de agacharse sirve también para apoyarse en la pared. Al final tantos controles acaban resumiéndose en unos pocos establecidos, por lo que acabas habituándote, pero las situaciones cuasi cómicas tales como estar esperando a un enemigo junto a una pared durante minutos para emboscarle, y acabar presionando el botón equivocado en el último momento, estropeando toda la estrategia, harán acto de aparición incluso aunque llevemos unas cuantas horas de juego a nuestra espalda.
La novedad más bien traída además de las posibilidades de Near, es el hecho de que se nos de cierta información sobre la posición de los enemigos. Uno de los grandes inconvenientes de algunas de las entregas de este tipo de títulos (especialmente en portátiles) era la poca visibilidad del mapa, el desconocimiento de la posición del enemigo hasta que ya era demasiado tarde y estábamos en frente de él. En Shinobido 2 cuando tenemos a un enemigo a cierta distancia nos aparece un indicador de un ojo (o dos o tres dependiendo del número de ellos). Si pulsamos con nuestro dedo en la pantalla en la posición del ojo, la cámara se fijara en ese enemigo y así podremos saber su localización e incluso intuir su movimiento. Esta técnica además de ayudarnos, sirve para eliminar la necesidad de un inútil minimapa en una pantalla de 5 pulgadas.
En resumen, la jugabilidad del título no cambia su esencia e incluye pequeñas novedades. Una breve alegría para los amantes del género que se ve frustrada sin embargo por el desarrollo tan lineal, las misiones y escenarios calcados y el control tan desafortunado, que hacen de Shinobido 2 un juego que no destaca en ningún apartado.
Digno de PSP
En el apartado gráfico, como decíamos al principio del análisis, se percibe un más que posible cambio de rumbo en la consola destinataria. Si bien la resolución de Vita juega a favor de la calidad, las texturas, el diseño de los personajes y el acabado general es digno de PSP, y tampoco para destacar.
Los escenarios nos recuerdan a muchos otros títulos del género, y los enemigos suelen ser clónicos en su gran mayoría. Da la casualidad de que el mercader del clan A es exactamente igual que el mercader del clan B pero con ropas de diferente color.
La sangre, un elemento que veremos con mucha asiduidad, nos recuerda en gran medida la anterior generación y no en la que estamos viviendo junto con los efectos sonoros heredados de las diferentes entregas de Tenchu anteriores hacen que no consigamos creernos que sea un título para la potente máquina de Sony. En cuanto al lenguaje, llega a España con subtítulos en castellano y voces en inglés.
La venganza de Zen, pero hacia nosotros
Shinobido 2 entra en el catálogo de salida de PS Vita quizás esperando sacar algo de partido a esta posición, porque lo cierto es que como título tiene mucho que desear. Un sistema de misiones ilógico, aburrido y monótono, una calidad gráfica que no hace justicia a la consola, una jugabilidad algo complicada y confusa, y una historia prácticamente inexistente contada a través de innumerables cuadros de diálogo.
Incluso para los amantes de este tipo de títulos quizás el juego sólo llegue para un bien raspado, ya que carece de ningún tipo de innovación especialmente destacable o algún elemento que de verdad enganche a la historia. Para los amantes del sigilo un juego para echarse unos vicios puntuales antes de volver a cubrirse de polvo en la estantería.
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