Análisis de After Burner: Black Falcon (PSP)

Sega recupera una de sus sagas míticas para la portátil de Sony.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7
SONIDO
7
NOTA
7.5
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
8
Análisis de versión PSP.

La saga After Burner debutó en los salones recreativos de la mano de Sega en Japón en 1987, aprovechando la estela creada por películas como Top Gun que aumentaron el interés hacia este tipo de armas. Por aquel entonces, Yu Suzuki empezaba a despuntar entre las filas de la compañía gracias a títulos como Hang On, Outrun o Space Harrier, utilizando la técnica "Super Scaler" que simulaba las 3D a base de aumentar los sprites (gráficos 2D), creando sensación de perspectiva. La potencia de las máquinas arcade del momento era suficiente para llevar este tipo de juegos con suavidad sorprendente, razón por la cual la velocidad era siempre un reclamo de estos juegos.

After Burner fue uno de esos destacados que causó furor entre los jugadores de la época, tanto por su espectacular máquina (hubo versiones con una cabina que giraba multiplicando la sensación del juego) como por su endiablada velocidad y rotaciones vertiginosas, lo que hizo que Sega sacase rápidamente una segunda parte con algunos extras, hoy considerada una leyenda lúdica. La idea principal consistía en adaptar los shooters de acción lateral por las siempre más espectaculares 3D, manteniendo intacto el frenesí de los múltiples disparos enemigos en pantalla.

After Burner II fue uno de los primeros títulos de MegaDrive haciendo honor al lema que sus creadores solían usar en la publicidad de su consola, una recreativa en casa. También hemos visto versiones de After Burner para consolas de escaso éxito como MegaCD (con After Burner III) o 32X, que disponían de chips específicos para las tareas de escalado gráfico y que superaban en potencia a la máquina original, aunque la época de los polígonos de Virtua Racing empezaba a pisar fuerte. Para el recuerdo, hoy anecdótico, queda la versión para la consola de Nintendo NES, poco antes de ver a Sega lanzarse a la lucha de sistemas domésticos con su Master System. Otras versiones para Commodore 64, Spectrum, y Amstrad CPC consiguieron explotar el filón del juego, incluso con las limitaciones técnicas impuestas en los sistemas, como era el caso de las paletas de colores.

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A pesar de ello, After Burner no ha gozado del reconocimiento de otros títulos de la compañía de Sonic, en parte debido a la pérdida de sensaciones en máquinas domésticas frente a las máquinas arcade. La endiablada dificultad (ex profeso para el gasto continuo de monedas) y los apabullantes gráficos de la época, sin embargo, consiguieron aumentar la leyenda de Yu Suzuki y su equipo AM2, auténtico torrente innovador del género de recreativas en todas sus vertientes, durante las décadas de los años ´80 y ´90.

¿Para nostálgicos?
Con Alter Burner: Black Falcon, desarrollado por Planet Moon Studios para PSP, y la recreativa After Burner Climax (sobre placa Lindbergh) se intenta recuperar el espíritu de esa jugabilidad puramente arcade, en la que incluso se prescinde de la exploración que está presente de alguna forma en sagas como Ace Combat de Namco. Y en parte, comprobamos que la intención ha sido buena, ya que los pilares básicos de la saga están presentes en la versión para la portátil de Sony, pese a que no marcará al usuario como lo hiciera el primer título hace ya 20 años.

Tras una secuencia introductoria realizada a modo de cómic animado (al estilo de las novelas gráficas de Hideo Kojima para PSP) que presenta a los héroes y la trama que los llevará a enfrentarse a Black Falcon, un grupo que al parecer está detrás del robo de trece aviones experimentales con peligrosas consecuencias. Esta trama, que en ocasiones no se toma en serio a sí misma, no pretende enganchar al jugador, ya que apenas veremos como evoluciona salvo en un momento intermedio y en la parte final. Una simple disculpa para ponerte a los mandos de los mejores cazas de los ejércitos, aunque tratándose de un título de origen arcade, poco más se puede exigir.

Una vez que empezamos a jugar, se nos da la oportunidad de escoger nivel de dificultad y personaje de la historia, una opción que marcará nuestra forma de juego: velocidad y poco armamento, armas potentes aire-tierra, o la opción equilibrada, ideal para todos aquellos que quieran hacerse con un juego de simple planteamiento, al igual que los capítulos anteriores: elimina todo lo que veas en pantalla, sobrevive y cumple el objetivo de la misión para pasar a la siguiente. Para ello, contaremos con munición ilimitada y una serie de misiles aéreos y de tipo aire-tierra, necesarios para borrar de la pantalla tanto aviones como edificios o submarinos.

Una de las principales diferencias a nivel jugable respecto a los primeros títulos se encuentra en la "americanización" del juego. Ha perdido bastante velocidad (pese a disponer de un turbo), y si bien ahora ha ganado en realismo, las fases incluirán también torres en tierra que destruir. Este cambio lo acerca un poco a la saga Ace Combat, aunque mantiene, eso sí, la clásica única dirección de la saga, siempre avanzando. Un cambio de estilo que no se debe a la potencia de la consola, y que en nuestra opinión lastra una de las señas de identidad del juego, y que no sentará bien a los seguidores habituales. Sigue siendo un juego rápido, pero no lo que se espera de After Burner.

Inicialmente contamos con un avión para comenzar la aventura, pero con la eliminación de objetivos podremos conseguir dinero que usaremos en personalizar nuestro vehículo tanto en elementos tan superfluos como la pintura exterior, hasta la compra de nuevas armas. Finalmente, podremos adquirir nuevos aviones (hasta 19) con características diferentes, pudiendo hacer uso de ellos para cada misión según las necesidades. Todos ellos cuentan con licencias, desde el F-22 Raptor al F-35 Lightning II, pasando por el famoso avión "invisible" SR-71 Blackbird. El propio juego recomienda antes de cada misión que tipo de avión es más útil, y desbloquea algunos al avanzar la trama.

Encadenando varios objetivos eliminados (denominado combos) conseguiremos beneficios como restaurar daños en nuestro avión, y el juego premiará el uso del turbo con más dinero. No faltan los jefes finales cuya velocidad y resistencia pondrán a prueba nuestros reflejos y nos obligarán más de una vez a gastar uno de los tres intentos (aunque esto último depende de la dificultad escogida) con los que tendremos que superar cada misión. Todas ellas suelen tener objetivos similares, como la destrucción de un número de enemigos, pero también se ofrecen recompensas por tareas extra de mayor dificultad. En determinados momentos, pasaremos por unos portaaviones que repondrán nuestra vitalidad, algo así como puntos de control que nos sacarán de más de un apuro.

Tras 24 fases (de una duración aproximada de 5 minutos cada una) que incluyen escenarios variados, desde desiertos o bosques a icebergs, podemos decir que los diseñadores han conseguido dar originalidad a un juego que básicamente consiste en ver terrenos a baja altura. En alguna ocasión, obstáculos del propio paisaje (puentes, muros de roca sólida) nos pondrán las cosas un poco más complicadas, teniendo que hacer uso de los misiles, ya que como se ha mencionado, el juego no permite movilidad lateral, salvando una mínima para esquivar misiles. Aún contando con entornos diferentes, la repetición de enemigos e ideas es notable, pese a que el jugador de juegos arcade lo espera.

La música acompañará a esta ambientación de las misiones con diferentes temas, aunque como suele ser habitual en los juegos de Sega, tienden a las guitarras, pecando de falta de personalidad y falta de emoción. El sonido de las explosiones y disparos probablemente sea la mejor música para nuestros oídos, que cumplen con su cometido, pese a no destacar especialmente. Se echa en falta algún tipo de voces o diálogo para los avisos de objetivos durante el juego, ya que estos aparecen como una simple línea de texto.

Técnicamente el juego está lejos de aprovechar la potencia de la consola y presenta algunas carencias evidentes. Si bien las texturas y modelados del escenario son aceptables (en movimiento apenas serán perceptible cualquier defecto de este tipo) el juego está lastrado por algunos defectos, tales como el humo, explosiones u ondas en el agua, que muestran los pixels de la animación con demasiada facilidad, algo que aparentemente estaba bastante bien realizado en el título de Namco para PSP Ace Combat X: Skies of Deception. Es evidente también la aparición repentina de ciertos elementos del escenario en el horizonte, algo muy visible en ciertas montañas u objetos de gran tamaño, así como bajadas en el número de cuadros por segundo cuando varios objetos explotan en pantalla, que aunque nunca llega a afectar a la jugabilidad, si muestra un juego no perfeccionado en ciertos detalles. Una lástima, especialmente después de comprobar que otras licencias de Sega más ambiciosas técnicamente, como Outrun 2006 Coast 2 Coast, han superado las expectativas más optimistas en la versión portátil de Sony.

El modo de un jugador puede ser terminado demasiado pronto, es por ello que Planet Moon Studios ha creado varios modos multijugador que añaden bastante interés. Uno de ellos permite disfrutar de las misiones desbloqueadas en el modo historia colaborando con un compañero, haciendo el juego más caótico aún. En el modo de competición de hasta cuatro usuarios ad-hoc encontramos una curiosa versión de "caza al ratón" con aviones-vaca consistente en perseguir a un jugador. Aún contando con la opción de ver las secuencias animadas desbloqueadas del juego, no esconde la falta de algún extra interesante como habría sido la inclusión de los After Burner originales. Si incluye la opción de revisar las secuencias de vídeo desbloqueadas en la galería.

Sin embargo, los defectos del juego no esconden la jugabilidad simple y adictiva de un título que no tiene más pretensiones que el de pasar unos minutos intensos disparando el mayor número de aviones en pantalla. Pese a que ciertos aspectos dan aspecto de no estar demasiado pulidos (en especial el relativo al de la velocidad del juego), la idea de recuperar una saga como After Burner tanto con Black Falcon como con Climax (aún sin versión consola confirmada) es de agradecer y cualquier jugador de los shotters aéreos debería darle una oportunidad. Su dificultad ajustada, su planteamiento jugable adictivo, y la posibilidad de recorrer una gran variedad de entornos a altas velocidades bien valen la pena.

Ramón Varela

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Plataformas:
PSP

Ficha técnica de la versión PSP

ANÁLISIS
7.5
  • Fecha de lanzamiento: 30/3/2007
  • Desarrollo: Planet Moon Studios
  • Producción: Sega
  • Distribución: Sega
  • Precio: 49'99 €
  • Jugadores: 1 a 4
  • Formato: UMD
  • Textos: Español
  • Voces: - - -
  • Online: Sí
COMUNIDAD
7.09

After Burner: Black Falcon para PSP

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