Análisis de Turok (PC, Switch, PS4, Xbox One)

En 1997, los usuarios de Nintendo 64 tuvimos la oportunidad de disfrutar de Turok: Dinosaur Hunter, un juego de acción en primera persona que consiguió dejar a propios y extraños con la boca abierta ante el despliegue técnico que suponía para la época, algo que venía acompañado de un mundo y diseño de niveles realmente complejo y semiabierto que nos daba gran libertad para explorar cada una de sus fases y perdernos por ellas buscando secretos y el camino de salida.

Pero la auténtica leyenda de Turok no se terminó de consolidar hasta el lanzamiento de su segunda parte, Turok 2: Seeds of Evil, un juego que mejoró todo lo visto en su predecesor hasta el punto de convertirse en uno de los mejores títulos del catálogo de la consola de 64 bits de Nintendo. Posteriormente, la saga se extendió con algunos juegos más (también hubo versiones para Game Boy Color, aunque eran juegos muy diferentes a los de sobremesa), llegando a su punto más bajo con sus dos últimas entregas, lo que terminó de matarla a nivel comercial.

Ahora, y tras siete años sin saber nada de este legendario guerrero interdimensional, Night Dive Studio nos trae una remasterización para PC de la aventura original que tanto nos hizo disfrutar hace casi dos décadas. Aquí tenemos que destacar que Turok: Dinosaur Hunter contó con una conversión para PC en su momento, aunque esta dejaba mucho que desear y a día de hoy puede resultar prácticamente injugable por culpa de sus problemas de control.

Regreso al pasado

Para quienes nunca tuvisteis la oportunidad de disfrutar de esta aventura, decir que estamos ante un juego de acción en primera persona de corte clásico, siguiendo una fórmula jugable que, por desgracia, está prácticamente desaparecida a día de hoy: escenarios laberínticos y poco lineales, acción frenética a toda velocidad y sin descanso o script alguno, numerosas secciones plataformeras (y bastante exigentes), mucha exploración, la posibilidad de llevar un arsenal entero a cuestas sin limitarnos solo a un par de armas, vida que no se regenera automáticamente y nos obliga a buscar objetos de salud para curarnos, armas que no se recargan, disparos únicamente desde la cadera, etcétera.

Desde luego, juegos así ya casi no se hacen y jugando a esta remasterización nos hemos dado cuenta de lo muchísimo que echábamos de menos esta forma de encarar el género tras la involución que ha sufrido en muchos frentes. Acción directa, ágil y sin complicaciones en la que hacemos algo que va más allá de seguir pasillos en forma de "tiro al plato" escondiéndonos cada poco para curarnos.

Por desgracia, Turok ha envejecido bastante mal en algunos aspectos y esto hace que los años le pesen más de lo que nos gustaría. Y no nos referimos solo a sus gráficos (que también), sino a determinados aspectos jugables como lo es la nefasta IA de los enemigos, pero vayamos por partes.

Una de las grandes novedades de esta remasterización la tenemos en el hecho de que ahora podemos aumentar considerablemente la distancia de dibujado, "alejando" la omnipresente niebla del original. Esto que puede parecer algo positivo, al final acaba jugando en su contra, ya que se trata de un juego que fue diseñado con esta limitación técnica en mente y al aumentar la distancia de visionado sus costuras empiezan a salir a la luz.

Por ejemplo, el radio de detección de los enemigos es sorprendentemente reducido, por lo que estos no nos ven hasta que estamos más o menos cerca de ellos. En Nintendo 64 esto solía ocurrir justo en el momento en el que la niebla nos permitía verlos a ellos, lo que daba lugar a muchos tiroteos por sorpresa que nos obligaban a reaccionar rápidamente para no llevarnos el bocado de un dinosaurio que acababa de aparecer de entre la bruma. Evidentemente, esto también conseguía que estuviéramos muy atentos en cada momento.

Sin embargo, ahora podemos verlos desde la otra punta del escenario y nuestras armas tienen rango infinito (vamos, que podéis usar una escopeta clásica como si fuera un rifle francotirador, solo que sin mirilla), permitiéndonos tener siempre controlados a los enemigos y acabar con muchos de ellos antes de que tengan tiempo para reaccionar, facilitando de forma considerable un juego que recordábamos como muy difícil y que ahora si no fuera por el diseño de escenarios y los momentos de plataformas nos habría parecido un paseo. Por suerte, se ha incluido la opción de poner la niebla a una distancia muy parecida a la de Nintendo 64, por lo que es más o menos posible replicar la experiencia original, algo que aliviará a los más puristas.

Probablemente, la mejora que más hemos celebrado de la remasterización la tenemos en el rediseño de sus controles, permitiéndonos jugar ahora con una configuración de teclado y ratón (o de mando) acorde con los tiempos de hoy. Además, las teclas son completamente configurables, de modo que podemos adaptarlos a nuestros gustos y necesidades. Curiosamente, esto también facilita mucho el juego, aunque también lo hace bastante más disfrutable al no tener que estar peleándonos con los controles, los enemigos y los saltos al mismo tiempo.

Por lo demás, el juego se ha mantenido intacto respecto a su lanzamiento de hace 18 años, incluyendo hasta el menú de trucos con los mismos códigos. Gráficamente se han mejorado algunos efectos, se han añadido muchas opciones de vídeo y se ha hecho compatible el título con las resoluciones y los formatos de pantalla de hoy en día, sin olvidarnos además de lo fluidísimo que se mueve todo, haciendo de la experiencia algo mucho más frenético de lo que lo recordábamos. Por lo demás, mismos modelados, animaciones y texturas sin prácticamente retoque alguno que probablemente espantarán a cualquiera que no haya vivido aquella época o sea incapaz de digerir gráficos poligonales retro.

Del sonido podemos decir exactamente lo mismo, por lo que volveremos a disfrutar de su acertada (aunque algo repetitiva) banda sonora y de los míticos efectos y gritos del original. Nos hubiera gustado que este apartado se hubiese remasterizado, ya que los problemas de audio de Nintendo 64 siguen presentes, con sonidos que se solapan o se escuchan regular cuando se juntan muchos de ellos. Al menos se han traducido los pocos textos que tiene al español, aunque no son compatibles con la letra Ñ y hay alguno que otro que sigue en inglés.

Conclusiones

Turok es un juego que a pesar de los años sigue divirtiéndonos y ofreciéndonos una experiencia que muchos echábamos de menos, aunque cosas como su apartado gráfico y la IA enemiga no han envejecido especialmente bien. La remasterización tampoco es ninguna maravilla, ya que se limita a lo básico de lo básico para hacer el título compatible con lo mínimo que se pide a día de hoy, por lo que su precio de salida puede antojarse algo caro. Eso sí, si os apetece volver varios años atrás y disfrutar de la particular forma que teníamos hace dos décadas de entender el género, o simplemente se trata de una aventura a la que recordáis con nostalgia y cariño, aquí encontraréis una opción de compra muy interesante.

Hemos analizado el juego gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado la distribuidora Evolve PR.