Análisis de Kohan 2: Kings of War (PC)

En un género como el de la estrategia en tiempo real, las buenas ideas siempre son bien recibidas y es por eso por lo que Kohan, obtuvo un relativo éxito entre la prensa especializada y el público en general. Ahora, los chicos de TimeGate intentan mejorar las bases de su título para ofrecernos, nuevamente, una experiencia de lo más gratificante. A lo largo de un buen número de misiones, iremos desgranando una interesante historia que nos obligará a ir jugando con los diferentes bandos en disputa. Así que sin más preámbulos, pasemos a hablar de la historia que nos han preparado los creadores de Kohan.

El mundo de Kaldhum fue creado por un ser que quiso crear el mundo perfecto. Para tal tarea, engendró a la raza de los Kohan, seres casi divinos que se encargaban de cuidar el mundo perfecto en el que vivían. Pero como es lógico, no todo iba ser paz y armonía. Las fuerzas de las sombras iniciaron una cruzada contra los Kohan y esto desembocó en el Gran Cataclismo. Esta guerra casi termina con la vida del planeta pero no fue así, y después de varios eones, las fuerzas de las sombras continúan amenazando la vida de Kaldhum. Y de nuevo, nosotros tendremos que hacer frente a esta nueva amenaza; aunque no debemos olvidar que en una parte de la campaña principal, controlaremos a esta temible fuerza de maldad y destrucción.

Para los no conocedores de esta serie, debemos decir que Kohan deja a un lado la micro gestión de recursos para centrarse de lleno en una macro gestión. Esto no quiere decir que no vayamos a ir en busca de recursos para abastecer a nuestras fuerzas, pero sí que es bastante diferente a lo que estamos acostumbrados. Éste será, sin duda, uno de los temas más complicados de comentar pero a continuación, os pondremos unos sencillos ejemplos que os ayudarán a entender este sistema de recolección de recursos. Tampoco podemos olvidarnos de su sistema de construcción de ciudades y sobre todo, de la posibilidad de crear batallones de unidades a nuestro gusto.

Nuestra aventura comienza, como hemos comentado más arriba, controlando a las fuerzas del bien que van en busca de los Ceyah –los malos del juego, por lo menos en un principio-. Iniciamos nuestras andadas en bastas praderas con montones de recursos naturales que recolectar, pero antes de poder ir en su busca, debemos mejorar nuestra ciudad para poder comprar a las unidades especializadas en esa tarea.

Nos dirigimos al centro de nuestra ciudadela y vemos que aparece en el interfaz del usuario unas cuantas casillas en blanco, y una rellenada por el dibujo del mercado. ¿Esto que significa? Pues muy sencillo. El número de casillas en blanco que aparece es el número de construcciones que podemos llevar a cabo en la ciudad: podemos construir un aserradero, una cantera, un mercado, etc. Estas construcciones se colocarán alrededor del centro de la ciudad –nosotros no elegimos su ubicación- y siempre dentro de las murallas. Pero claro, para construir necesitamos dinero, y el dinero se consigue consiguiendo recursos así que antes de seguir con la construcción, vayámonos a la macro gestión de recursos.

Cada uno de los seis bandos que aparecen en el juego tiene unas unidades especializadas en la recolección de recursos. Por ejemplo, los no muertos poseen un grupo de ingenieros y a la vez colonos, es decir; pueden fundar nuevas ciudades y también puede construir minas para recolectar recursos. En cambio, los humanos deben reclutar colonos para crear nuevas ciudades, e ingenieros para construir minas.

Nosotros, en estos momentos, necesitamos construir minas así que reclutamos a las unidades y nos ponemos manos a la obra. Lo primero que debemos hacer es encontrar una veta con recursos: hierro, piedra, madera, oro y maná. Cuando la hemos localizado, mandamos a nuestros ingenieros y les ordenamos que construyan una mina. A partir de ese momento, esa mina irá extrayendo los recursos y nos los sumará a nuestra economía. Pero hay que tener en cuenta un detalle importantísimo, salvo el oro, el resto de recursos no se acumularán. Esto quiere decir que nunca podremos tener mil unidades de madera, o cien unidades de hierro. Esto es un poco más complejo.

Como decimos, el oro es acumulable, pero el resto de recursos se cuenta por valores positivos o negativos. Pensad por un momento en la característica barra de recursos que aparece en la parte superior de casi todos los juegos de estrategia. Allí vemos el nombre del recurso y las unidades disponibles. Pues bien, si construimos un aserradero, en la barra de recursos veremos un +6 – por ejemplo-. Si tenemos una cantera, veremos en la casilla de la roca un +10. Ahora, estos elementos irán aumentando o restándose según las construcciones y las unidades que compremos. Un mercado puede darnos un +20 en oro pero restarnos a su vez un -1 en roca y madera, por tanto, estos dos elementos ya no serían +6 y +10 sino +5 y +9. Sabemos que en un principio, esto puede sonar a chino pero es muy sencillo de entender.

Hablamos de un sistema de macro gestión porque debemos tomar decisiones que afectarán a toda nuestra economía. Podemos tener varias minas de hierro que nos darán bonificaciones de +40 en este material. Pero podemos construir un mercado para que venda nuestro excedente de hierro –y otros materiales- y así obtener bonificaciones en oro.

Con todo esto claro –más o menos- nos centramos ahora en la construcción de ciudades. Hemos explicado que las ciudades tienen un número limitado de edificios: si quieres puedes construir un aserradero, un barracón y una biblioteca, pero te quedarás sin la cantera o los altares. Es importante tomar bien las decisiones según veamos las circunstancias de la batalla y sobre todo, nuestra economía. Y esto lo decimos porque muchas de estas construcciones poseen una doble "construcción". Si creáis una cantera, después tenéis la opción de mejorarla para obtener más piedra o bien, mejorarla para sacar dinero en vez de rocas. Por último, debemos hablar del campo de influencia en las ciudades, la opción de mejorarla y sobre todo, del papel fundamental de la milicia.

Para terminar de hablar de construcciones diremos que en Kohan, cuando has completado el cupo de construcciones, tienes la opción de mejorar toda la ciudad. De este modo, obtienes mejores murallas y sobre todo, más huecos que rellenar con edificios –aunque nunca los podrás tener todos en la misma ciudad-. También consigues ampliar el árbol tecnológico, con las consiguientes mejoras para todas nuestras tropas. El campo de influencia, al que hemos hecho referencia, sirve para curar a nuestras tropas cuando se encuentran en su interior. También les da bonificaciones defensivas.

Estos campos desaparecen cuando el enemigo se encuentra asediando las ciudades y, en estos momentos, las milicias harán acto de aparición para intentar proteger sus hogares.
Aquí uno ya no puede poner en práctica la táctica de: "me lanzo al ataque a lo loco, destruyo unas cuantas casas y ya está". Las milicias se van regenerando con el tiempo por lo que puedes mandar un gran ejército contra una ciudad, verles destrozar la muralla pero ser arrasados por estas milicias que protegen con su vida las construcciones.

Por último, no podemos dejar de lado el reclutamiento de soldados así que, iniciaremos la explicación con la formación de nuestros ejércitos. En Kohan no manejamos unidades individualmente como lo podemos hacer en Age of Empire. Aquí controlamos pequeños batallones que pueden estar encabezados por héroes. Para comprar las unidades debemos tener dos puntos muy claros: edificios necesarios y recursos necesarios.

Siempre hay que mirar las unidades que nos ofrecen los diversos edificios. Es importante conocer nuestras necesidades para saber exactamente lo que queremos así que después de las decisiones pertinentes, podemos crear nuestros ejércitos. Pero claro, estas tropas necesitan ser mantenidas y aquí entra en juego de nuevo nuestra economía. Las tropas piden dinero, nosotros pagamos lo que cuestan y después los mantenemos con los recursos disponibles.

Por ejemplo, un batallón de espadachines nos puede costar 250 monedas de oro. Nosotros ese dinero lo pagamos y nos olvidamos ya del oro, pero estas tropas necesitan un mantenimiento que se puede concretar en X número de madera, hierro o cualquiera de los recursos disponibles. Si teníamos un nivel de +40 en hierro, y compramos espadachines, este recurso puede descender a +30. Así que siempre hay que mantener un nivel económico estable para permitirnos crear grandes ejércitos.

Y por fin, terminamos la explicación del sistema de juego con la creación personalizada de tropas. Podemos comprar batallones "estándar", pero también tenemos la opción de comprar unos batallones con ligeros toques personalizables, por ejemplo: queremos un escuadrón de espadachines que vayan encabezados por un héroe. Después queremos que estos espadachines vayan flanqueados por piqueros y en la retaguardia, colocamos a dos hechiceros con poderes curativos.

Tras toda esta larga explicación, solo tenéis que imaginaros como poner en práctica todas estas estrategias sin perder la vida en el intento. Y es que los enemigos nos acosarán constantemente .La campaña se inicia con misiones bastante sencillitas, pero después, tendremos que ir controlando montones de ciudades; deberemos proteger todas nuestras minas y encima, arrasar las ciudades enemigas. Todo ha sido enlazado de una manera más que correcta con escenas cinemáticas generadas con el propio motor gráfico del juego. Que aunque no sea un portento gráfico - sobre todo si se compara con juegos como Ground Control 2- cumple con su cometido a la perfección.

En pantalla se nos muestran grandes ejércitos bien detallados y con montones de efectos especiales muy bien conseguidos. En los asedios, vemos como de las construcciones que se van derribando se levantan grandes humaredas que tapan, momentáneamente, a todos nuestros efectivos. También tiene la ventaja de que no necesita de un PC potente para manejarse con soltura por lo que cualquier estratega podrá disfrutar de sus lindezas.

En cuanto al apartado sonoro solo podemos decir que es bastante bueno. El juego posee unas melodías orquestales bastante buenas que siempre acompañan a la perfección a la acción. Sin embargo, el no estar doblado –que sí traducido- a nuestro idioma y la reiteración de algunos vítores de las tropas le resta unos cuantos puntos.

Sin duda, estamos ante un juego de estrategia bien hecho. Los desarrolladores se han preocupado de crear una campaña consistente con una ajustada dificultad que nos pondrá las cosas muy difíciles. Pero no se han olvidado de las siempre características escaramuzas por lo que probaremos, por lo menos una vez, a todos los ejércitos disponibles en el juego. Y es que, aunque en la práctica sean prácticamente iguales, hay diferencias sutiles en su manera de gestionar los ejércitos que hacen que queramos probarlos todos. Tampoco podemos olvidar el potente editor de niveles que se incluye en Kohan II con el que podremos seguir exprimiendo al máximo el juego.

Así pues, todo aficionado al género de la estrategia debería echarle un ojo a esta producción de TimeGate. Sus misiones, a pesar de llegar a cansar en algunos momentos, son bastante entretenidas y su sistema de gestión de recursos dará mucho juego a través de Internet. Los seis bandos disponibles poseen las suficientes diferencias como para querer probarlos todos y su editor de niveles alargará las horas de juego hasta donde la imaginación nos lleve. Un juego que ofrece un soplo de aire fresco al cada vez más saturado mercado de la estrategia en tiempo real.