Análisis de Pangolin (iPhone)

¿Quién nos iba a decir hace unos años que muchos de los arrebatos de originalidad y plenitud jugable vendrían de la mano de los teléfonos móviles inteligentes y las tabletas? Aunque puede sonar a aseveración grandilocuente y un tanto sobrada, la realidad nos vuelve a dar la razón. Todos sabemos, que pese a contados momentos de lucidez, la industria del videojuego sigue caminos muy marcados, tradicionales, en pos de un éxito rotundo en el mercado y entre los usuarios, buscando como final recuperar la inversión realizada en la mega-producción de turno. En los últimos tiempos, los atisbos de originalidad y frescura, los hemos visto a través de las tiendas digitales de Sony, Microsoft, Valve o Nintendo.

Estas tiendas digitales han auspiciado a toda una generación de programadores y creativos indie -aunque el término esté, paradójicamente, excesivamente comercializado-, capaces de regalarnos experiencias diferentes y distintas. Pero, ¿qué hace a un juego original? Aunque todo puede pecar de subjetividad, creemos que un juego original es aquel que nos ofrece una experiencia completa -es decir, a muchos niveles, desde el jugable al técnico- pocas veces vista o experimentada en la plataforma en la que estemos jugando. Pangolin, para iOS, hace suyo dicho impulso de lo nunca visto, y nos regala una experiencia tan entretenida como original en nuestros iPhone y iPad.

Un salto directo

Pangolin no se anda con excesivos rodeos a la hora de plantearnos y explicarnos su sencilla y adictiva jugabilidad. Aquí no veréis dilatados tutoriales, elementos superfluos en el devenir del título, que al final, acaban cansando. Simplemente, se nos brindarán tres niveles iniciales donde se nos explicarán las pautas a seguir en el juego. Y una vez los pasemos -como pequeño peaje jugable- comenzaremos a tener absoluta libertad a la hora de lanzar a nuestro pequeño y adorable pangolín (o manis).

En Pangolin, deberemos, únicamente, hacer saltar al pequeño mamífero a través de una serie de trampolines que nosotros mismos crearemos al tocar la pantalla, para ayudarle a buscar la salida de cada nivel. La mecánica del juego no puede ser más directa y fácil de asimilar. Con nuestros dos dedos, crearemos diferentes trampolines, a fin de buscar el salto o el impulso directo de nuestro protagonista.

Crear un trampolín en Pangolin, es bastante sencillo. El juego nos explicará de forma comedida, que tendremos que tener en cuenta el impulso final y la distancia a la que se encuentra la salida del nivel. Cada fase es un pequeño laberinto intrincado, con sus gemas, sus monedas, sus joyas y sus obstáculos y elementos propios. Para modificar el tamaño y la fuerza del trampolín, simplemente pondremos nuestros dedos a una distancia diferente. Si queremos que el animalito salte menos, juntaremos nuestros dedos, creando un trampolín más pequeño y con una menor fuerza de impulso. Si por el contrario, queremos llegar muy lejos, y preparar un lanzamiento menos exacto, separaremos nuestros dedos en la pantalla, y crearemos un trampolín más extenso en superficie y potencia.

Es algo parecido a lo visto en títulos como "Angry Birds" -si queremos lanzar más lejos, más tensamos el tirachinas-, o incluso "Cut the Rope", pero adaptado a un concepto de plataformas, lo que lo hace muy original. Una buena comparación para entender Pangolin, es hacerlo con un juego de pinball. Al igual que una mesa o juego de pinball, lanzaremos a nuestra bola -el bueno del pangolín- y lo haremos rebotar o chocar con algunas de las paredes y elementos del escenario a fin de encontrar la forma de llegar al final. Si por el camino nos llevamos algunas monedas y joyas, mejor.

Pangolin es sencillo, pero no es un juego fácil. Para llegar al final del nivel -que está marcado por una suerte diana- deberemos tener en cuenta nuestro limitado -limitadísimo, más bien- número de intentos o disparos a la hora de crear trampolines. Si nos quedamos cortos, nos veremos obligados a reiniciar el nivel, cosa que pasará más a menudo de lo que creemos. Siempre podemos tirar de saltos y trampolines extra, pero no es recomendable. Así pues, lo que en principio se nos presenta como un camino directo -saltar y llegar a la salida- pronto se convertirá en todo un reto, donde la inclinación, la potencia y el escenario -algo que al principio del juego es un mero fondo, y que se convierte en un elemento indispensable de lo jugable más tarde-, se convierten en verdaderos protagonistas y condicionantes de la jugabilidad -y del destino del simpático mamífero-.

La duración del juego es bastante variable. Básicamente, lo decimos porque hay un buen número de niveles gratuitos, aunque la mayoría serán desbloqueables una vez pasemos por caja. ¿Merece la pena? Siendo sinceros, sí. Pangolin es un título simple, aunque difícil de llegar a dominar. Pasaremos muchísimo tiempo controlando nuestra forma de crear trampolines, memorizando niveles, consiguiendo récords -y logros en Game Center- o intentando agarrar todas esas joyas que se nos resistan. El estilo gráfico, y la estética visual de Pangolin, es otro de sus puntos fuertes. A medio camino entre el arte asiático y el cómic, Pangolin brilla por su originalidad, con un protagonista carismático y entrañable -nos dará mucha pena al verlo rebotar contra los campos de fuerza o algunas de las trampas y obstáculos que pueblan los niveles-. El sonido no se queda atrás, con melodías agradables y coherentes con el planteamiento del juego.

Conclusiones finales

Pangolin es un juego realmente divertido, original y completo. Su planteamiento es simple, pero su jugabilidad evoluciona paso a paso, hacia algo complejo y rico -y tremendamente divertido-. Crear trampolines es fácil, pero muy difícil hacerlos de la distancia, manera y forma en la que realmente lleguemos a sacarle una utilidad. Los niveles, como hemos dicho anteriormente, irán mutando hacia verdaderos laberintos, consiguiendo que nos tomemos cada fase como un auténtico reto. Pangolin es un juego netamente táctil, diseñado con el iPhone -o el iPad- como plataforma única, y eso se nota desde el primer momento en el que lo instalamos en nuestro dispositivo. En definitiva, una app muy recomendada.