Análisis de Hamtaro: Ham-Ham Heartbreak (Game Boy Advance)

Hamha! No, no me he vuelto loco amigos lectores; os estoy saludando en el idioma de los ham-hams. Sí, habéis leído bien: idioma. ¿Acaso creíais que éramos nosotros los únicos que disponíamos de uno? (o varios en nuestro caso, mejor dicho). Pues no. Estos simpáticos bichitos salidos del cerebro de Ritsuko Hawai, creados originalmente para un manga, también disponen del suyo, y ahí radica la principal característica y gracia del juego que hoy nos ocupa. Como acabo de comentar, Tottoko Hamutarou (nombre original) fue creado para un manga que se publicó en Japón y cuya aceptación fue bastante importante, lo que catapultó a los simpáticos bichitos a visitar nuevos terrenos, como la TV o las pequeñas pantallas de nuestras ya viejas GBC. De hecho, a día de hoy aquí en España, si sintonizas el canal digital Fox Kids podrás seguir su serie de animación, que consta nada menos que de 100 episodios, y se basa en las aventuras de los protagonistas de este Ham-Ham HeartBreak. Pero más allá de estancarse en la pequeña pantalla, en el 2001 hubo filme protagonizado por las pequeñas criaturas, dirigido por el director japonés Osamu Nabeshima. En fin, que como veis, Hamtaro es todo un fenómeno de masas; quizá no tanto como los incombustibles Pokémon, pero indudablemente tiene su público.

Pero dejemos a un lado el fenómeno social que suscita, y centrémonos en los que nos interesa. Hace ya casi un año -en diciembre del año pasado-, una cada vez más marchita GBC recibía un juego llamado Hamtaro: Hams-Hams Unite!, un original título en el que tenías que obtener nuevas palabras experimentando con las ya conocidas y ampliar así el diccionario de los Hamtaro, el Ham-Chat. De esta forma, mientras ibas aprendiendo el idioma de los ham-hams, ibas rescatando a cada uno de tus amigos hamsters hasta llevarlos al Jefazo (el "Papá Pitufo" de los ham-hams). El juego era fresco, innovador y divertido, aunque lógicamente muy infantil, y esto hizo que se vendiera bastante bien en su día. Ahora, con la misma mecánica bajo el brazo (la obtención de nuevas palabras para el ya comentado Ham-Chat) y un lavado de cara bastante considerable, dado por la potencia de la pequeña GBA, Hamtaro luce mejor que nunca.

El argumento es tal cual se podía prever, sencillo e infantilón. Un buen día, Hamtaro es despertado de una terrible pesadilla por Jefazo (el líder de los hamsters, como ya os hemos dicho). En sus temibles sueños, veía como un travieso hamster disfrazado de diablo se dedicaba a romper corazones y desatar amistades entre todos sus amigos, prometiendo a su vez que acabaría con la amistad de todos los ham-hams. Entonces, al contarle nuestro pequeño protagonista la historia de su pesadilla al jefe, éste le insinuó si se trataba acaso de una temible premonición. ¿De quien se trataba, quien era el que se encontraba detrás de esa máscara de demonio? No había tiempo para preguntas, porque Jefazo tenía un encargo que hacerle a Hamtaro. Pero desdicha la suya, que bajando por las escaleras hacia el Ham-Ham Club, el pequeño resbala, se introduce en un cubo lleno de agua y empapa el Diccionario Ham-Ham. Buena la hemos hecho… Y es que ahora tendrá que volver a aprender todas y cada una de las palabras que se encontraban en su interior y que ahora se encuentran difuminadas por el agua derramada. Así las cosas, Jefazo le encarga a Hamtaro que vaya en busca del hamster desaparecido, Lacitos, a la vez que se tiene que ocupar de aprender las palabras olvidadas. ¡Ya tenemos juego!

Un juego, ciertamente, muy simple en su desarrollo, pero ciertamente muy distraído. Tu acometido no es otro que acompañar a Hamtaro por distintos paisajes del mundo de estos peculiares hamsters mientras va aprendiendo los diferentes vocablos que componen el desbaratado Diccionario Ham-Ham. Este vocabulario, que has de ir dominando se va a convertir en la clave del juego, pues las palabras que vayas aprendiendo te serán imprescindibles para realizar las diversas acciones necesarias para ir avanzando a lo largo de toda la aventura. Por ejemplo, pongámonos en la situación de que encuentras un bote atado a una cuerda en el trayecto de un río; pues bien, hasta que no aprendas la palabra necesaria para roer la cuerda y destruirla no podrás realizar dicha acción y hacerte con el bote. Para que lo entendáis mejor, he aquí unos cuantos ejemplos de las palabras más importantes del idioma de los hamsters y sus diferentes usos:

Hamha (saludo): Viene a ser el saludo oficial de los hamsters, y tendrás que utilizarlo cada vez que quieras hablar a cualquiera que te encuentres en tu camino.

Hif-Hif (oler): Eligiendo la palabra Hif-Hif olerás los objetos antes de recogerlos, como las pipas de girasol o las nueces. También podrás obtener algunas pistas.

RoTak (rodar): Una acción que tendrás que realizar constantemente para descifrar secretos y conseguir numerosos objetos, como nueces al hacerlo sobre los árboles.

CavaTak (cavar): Un movimiento que, al igual que el RoTak, tendrás que hacer uso de él en numerosas ocasiones a lo largo de la aventura, ya sea para encontrar diversos objetos o salir o entrar en diferentes zonas del mapa.

Pasando al aspecto técnico, gráficamente el título se nos muestra a un buen nivel aunque sin pasarse de lo justo, a fin de cuentas el público al que va dirigido el juego no se va a parar a fijarse en ciertos detalles que cualquier jugador sí que llegaría a valorar. De esta forma, nos encontramos con personajes grandes con unos escenarios simples y muy coloridos de fondo, que dan como resultado una imagen alegre y desenfadada, muy acorde al espíritu del título. La música es de tono infantil y los temas son algo simplones. Aunque de ninguna forma es mala, no confundamos. Y es que, sin ir más lejos, cumple con su cometido, el cual no es otro que acompañar. Los efectos fx, por su parte, sí que llegan a destacar; desde las pisadas en cada movimiento que Hamtaro realice –ya sea andar o correr, pulsando el botón B- hasta cualquier acción que nuestro simpático amigo realice, estará representada por un gracioso sonido que, unido a la simpática imagen del carismático protagonista, logrará arrancarte una inevitable sonrisa en tu rostro.

Y si bien es cierto que lo anteriormente comentado puede sonar a que este título se trata de un juego soso y simple, y no apto para "mayores", estáis equivocados, pues os aseguro que, prejuicios fuera, Hamtaro te puede dar horas y horas de sana diversión, con su entretenido desarrollo que le dota su simpleza en el control del personaje, aspecto gráfico y mecánica de juego. De esta forma, evidentemente Hamtaro: Heart-Break se trata de un juego primordialmente evocado hacia los menores de la casa y muy recomendable especialmente para este tipo de público, pero insistimos: si aun conservas algo de tu espíritu juvenil y buscas un título distinto, de aire desenfadado, entretenido y entrañable, Hamtaro te puede dar lo que buscas. Y si piensas que eres ya muy mayorcito para estos "jueguecitos", se puede convertir en el regalo ideal para tu primo pequeño. En fin, toda una pequeña joyita para el catálogo de la 32 bits de Nintendo.